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Una semana recorriendo Puerto Rico

Mucho más que una isla del Caribe, con el clásico paisaje de palmeras en fila enmarcando el paraíso costero, Puerto Rico derrocha un sinnúmero de atractivos. Ciudades de larga historia, platos deliciosos y vasos de ron, shoppings y campos de golf, áreas boscosas y también áridas, manglares y cascadas, cuevas y cerros, cayos e islas soñadas, todo eso tiene este destino ideal para viajeros inquietos. Para organizar la visita, Revista Viajando propone una semana completa de actividades.

LUNES. POR EL VIEJO SAN JUAN.

Puerta de ingreso a Puerto Rico y sitio donde hacer base, San Juan es una capital colmada de historia que refleja en su ser el legado colonial español y algo más de 500 años de vida. La ciudad amurallada, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, invita a perderse entre sus edificios coloridos en una caminata, que idealmente se debe hacer antes del mediodía porque en estos confines caribeños el sol arrecia sin paliativos.

Comenzamos la visita temprano por el castillo San Felipe del Morro (El Morro), ubicado en el extremo oeste de la urbe. Hasta allí es posible llegar en trolley y acceder con la misma entrada a otro baluarte: San Cristóbal. No es necesario contratar guía, ya que el recorrido está muy bien explicado.

Al mediodía las alternativas son viajar hasta la cercana playa El Escombrón o quedarse por el centro en un paseo de compras. Dentro de esta última opción se encuentra Bahía Urbana, que reúne en un mismo espacio restaurantes, tiendas y senderos junto al mar. En Paseo de la Princesa también hay un buen número de sitios donde almorzar y buscar refugio del sol. A la tarde nos damos una vuelta para admirar farolas antiguas, fuentes y negocios restaurados.

En las inmediaciones se erigen tres edificios añosos: la Casa Blanca, una de las estructuras más antiguas del lugar, que data de 1521; La Fortaleza, uno de los primeros fuertes; y la Catedral San Juan Bautista.

Si aún queda energía, a la noche podemos contratar un tour para descubrir los secretos de un buen ron y saborear algún plato local, como bacalaítos o empanadillas.

MARTES. LA TIERRA Y EL CIELO.

Nos vamos de excursión todo el día al Parque de las Cavernas del Río Camuy y al observatorio Arecibo. Si bien las distancias son cortas, cada una de las visitas demora varias horas.

El primero es nada menos que el tercer complejo de cuevas más grande del mundo, con aproximadamente 120 ha. El gran protagonista es el río subterráneo Camuy, el más caudaloso del orbe, que fue horadando la geografía durante millones de años. Como resultado encontramos 18 entradas, pasadizos estrechos que se adentran en las profundidades, amplias galerías donde resuena el eco de los murciélagos, estalactitas y estalagmitas, y senderos que salen a la superficie junto al curso de agua.

El paseo consiste en un recorrido en tren hasta la entrada de las cavernas y una caminata por el interior. Para eso es imprescindible llevar calzado cómodo y adecuado para suelos resbaladizos. El corolario de la excursión es un mirador donde es posible descubrir el río que en un tramo sale a la superficie. La entrada al parque sale US$ 18 para los adultos.

La siguiente parada es el Observatorio de Arecibo que ostenta el radar/radiotelescopio más grande del mundo. Los científicos utilizan una enorme plataforma de unos 300 m. para registrar el universo. El observatorio abre de 9 a 16 en junio y julio y el costo de ingreso es de US$ 13.

MIÉRCOLES. TURISMO EN DORADO.

A 30 km. de San Juan se recuesta Dorado, un área cien por ciento turística con hoteles de nivel internacional, campos de golf, shoppings, restaurantes y diversión asegurada para toda la jornada.

Desayuno en el resort, relax en el balneario Cerro Gordo, compras en Puerto Rico Premium Outlets, golf y una velada especial para cerrar el día, es el plan perfecto.

La otra alternativa es cortar el día con una visita a Toroverde –a 50 km.–, un parque ecoturístico donde vivenciar aventuras únicas, como una tirolesa cuyo largo es de 2,5 km. y que se extiende a una distancia del suelo de 380 m. Hay otras atracciones y también cuenta con restaurante (opciones de ensaladas por US$ 10 o platos más elaborados por US$ 20). Consultar horarios y el valor de la entrada, ya que depende de la temporada.

JUEVES. DESIERTO Y MAR.

Nos vamos hacia el oeste en busca de playas con más oleaje y áreas naturales como el Bosque Seco de Guánica. Como punto de referencia tomamos a Aguadilla, localizada a 95 km. de Dorado; o a Rincón, a 135 km., dos balnearios con buenas opciones de alojamiento si elegimos pasar la noche.

Por la mañana disfrutamos de la playa y por la tarde enfilamos hacia otros destinos costeros en Cabo Rojo, distante a 1 hora de Aguadilla: Bahía Sucia, que nada tiene que ver con su denominación, ya que deslumbra con tanta belleza; o Boquerón, un balneario familiar con todos los servicios para el turista.

El paseo, desde playa Sucia o Combate, puede combinarse con un alto en el camino en las Salinas de Cabo Rojo, que regala un paisaje que contrasta con lo visto hasta ahora, por su aridez y su monocromía. Allí se abren senderos donde descubrir a pie o en bicicleta más de 110 especies de aves. Abre de jueves a sábado, de 8.30 a 16; y domingo, de 9.30 a 17.30. La entrada sale US$ 3 los adultos.

Podemos retornar hacia Aguadilla o Rincón, o seguir hasta Ponce, ciudad ubicada a unos 80 km.

VIERNES. PONCE Y MÁS.

A la mañana salimos de excursión a la isla Caja de Muertos y su playa Pelícano, que forma parte de una reserva natural junto con los cayos Morrillito y Berbería. Atesora una gran diversidad geográfica y natural, con manglares, arrecifes de coral, playas arenosas, costas rocosas y un bosque xerofítico, así como cuevas y zonas donde anidan las tortugas marinas de carey y las aves marinas.

Por la tarde nos vamos a recorrer Ponce. Pasamos por la plaza las Delicias, en cuyo derredor se levantan la estación de bomberos color rojo y negro, la catedral y una fuente de los leones de la ciudad. Desde allí se puede tomar el tranvía, que se detiene en los principales lugares de interés. Entre ellos está el Museo de Arte de Ponce, el paseo marítimo frente a la playa y el Castillo Serrallés, una mansión perteneciente a la familia detrás del ron Don Q. Cenamos y nos vamos a San Juan, a 120 km.

SÁBADO. PLAYAS Y BOSQUES.

Luego de tanto trajín es momento de tomar un descanso en las playas del este de la isla. Seven Seas es una de las mejores de Fajardo, bautizada así por la amplia gama de tonalidades que adquiere su mar. En Luquillo hay otros bellos balnearios: La Monserrate es uno de los más populares, que ganó fama por su entorno tropical, sus aguas cristalinas y la infraestructura para el turismo; o Escondida, un tesoro por descubrir que hace honor a su nombre.

Fajardo es un punto de partida para innumerables paseos en barco, tanto para practicar deportes (buceo, esnórquel e incluso pesca) como para salir a navegar sin otra consigna que gozar de la brisa marina. Frente a este puerto se desperdigan varios cayos como Icacos, Ratones y Lobos, que regalan paisajes soñados. Dependiendo del paseo (los clásicos son lo de catamarán que se extienden unas cinco horas), se incluye comidas y bebidas.

Si usted es de espíritu inquieto, entonces el plan puede ser inverso: comenzar el día visitando el Parque Nacional El Yunque, con árboles, ríos y cascadas que expone su belleza al visitante. Se trata de un sitio con más de 150 especies de helechos, 240 de árboles, 16 de anfibios, 20 de reptiles, 11 de mamíferos nativos y 5 de mamíferos exóticos. Allí se abren senderos muy populares, como a La Mina, cuyo corolario es una cascada; y actividades de pura aventura. Es posible emprender el recorrido por cuenta propia pero se recomienda pasar primero por el centro de información.

DOMINGO. VIEQUES Y LA MARAVILLA DEL MUNDO.

Hoy buscamos nuevos horizontes y por eso embarcamos en el puerto de Fajardo rumbo a Culebra, distante a 27 km. de Puerto Rico (una hora y media en lancha, que idealmente el boleto hay que comprarlo por Internet para evitar las filas y asegurarse el lugar). Allí se encuentra la playa de Flamenco, una de las más bellas del destino, enmarcada por montañas. También es posible visitar la Reserva Natural Canal Luis Peña, con sus playas, arrecifes y cayos perfectos para el esnórquel y el buceo. Podemos pasar un día completo o pernoctar, pero hay que saber que es un destino muy tranquilo.

Otra alternativa para el día es ir a Vieques, ubicada a 11 km. de Puerto Rico. Es una isla rústica de exuberantes manglares, bosques verdes y playas idílicas como Sunbay. A lo largo de la Reserva Nacional de Fauna encontraremos otros balnearios de gran belleza. Pero el sitio que es imprescindible conocer es bahía Mosquito, el área bioluminiscente que más brilla en todo el mundo, según el libro de los Records Guinness. Esto se debe a la alta concentración de microorganismos en el agua que liberan energía en forma de luz, fenómeno que se aprecia por la noche en excursiones que se hacen en kayak. Hay algunos pequeños hoteles para quedarse en esta isla.

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