Para gran parte de los viajeros del mundo, incluida esta cronista, París, Francia, Europa, es una de las ciudades más bellas de occidente. Hace un tiempo estuve allí y me pasó que al momento de concluir el viaje, durante ese ofuscado último día de estadía, –que en mi caso gana un dramatismo casi cinematográfico mezclado con una profunda nostalgia– tuve la siguiente reflexión: “No sé para qué me voy de acá si de verdad no quiero estar en otro lugar “.
París para principiantes
En fin, de regreso en Buenos Aires no son pocos los amigos que planean su propia experiencia, y atentos a mi deformación profesional, no pierden tiempo en preguntar y repreguntar, pedir asesoramiento de primera mano y a cambio traer luego, suvenires en agradecimiento.
Para resolver el problema más lindo que los viajeros suelen tener: o sea: “nos vamos a París y no sabemos por dónde empezar” elaboré una pequeña guía de itinerarios, sugerencias y recomendaciones para quienes visitan la ciudad por primera vez.
En primer lugar vale aclarar que París es una ciudad ideal para caminar por eso la premisa siempre es encarar los recorridos por área, dependiendo del barrio (arrondissement) en el que estemos alojados.
Torre Eiffel
Si su fascinación viene por el lado de la Torre Eiffel y los íconos clásicos, empiece por allí. Subir le llevará un buen rato pero si lo hace por las escaleras ganará mucho tiempo. En cambio, si su interés es tangencial puede acercarse hasta la explanada de Trocadero, desde donde la vista es imperdible.
Montmartre
Por la tarde, mi recomendación es visitar Montmartre; la estación de metro Abbesses o Anvers lo acercarán hasta Pigalle donde se localiza el famoso cabaret Moulin Rouge. Desde allí tiene que caminar tres cuadras y tomar un simpático funicular que lo sumergirá literalmente en corazón de Montmartre; al levantar la vista podrá observar la inmaculada cúpula de la iglesia de Sacre Coeur (sagrado corazón) contrastando con el imprevisible cielo parisino.
Caminar, subir, bajar y perderse por las callecitas empedradas, curioseando en los locales de recuerdos o recrear escenas de la película Le fabuleux destin d'Amélie Poulain (Amélie) lo harán desconectarse del mundo real y sin querer llegará a la famosa Place Du Tertre (plaza de los pintores), donde podrá observar a los artistas exponer y realizar sus obras en vivo.
Al caer la tarde, les recomiendo retornar a la explanada del Sacre Coeur para disfrutar del bello atardecer que se aprecia desde esa colina.
Museo del Louvre
Para el segundo día la propuesta es desayunar y salir temprano para recorrer algunas salas del Louvre. En mi recomendación, salvo que tenga algún interés específico, las obras más relevantes para una primera visita son: La Victoria Alada de Samotracia, La Venus de Milo, La Gioconda, La Coronación de Napoleón, La Balsa de la Medusa y La Libertad guiando al pueblo. Con un plano del museo y determinación no tendrá ningún inconveniente en encontrarlas y tomarse un tiempo para contemplarlas.
Caminar por París
Seguramente al concluir el paseo será hora de almorzar y no hay lugar más hermoso que los Jardines de Luxemburgo para improvisar el “picnic du midi”. Para llegar, basta con cruzar el famosísimo Ponts des Arts (el de los candados) subir por la Rue de Seine y desembocar en los bellísimos jardines.
Es claro que una vez que accedemos a este sector de la ciudad, la famosa orilla izquierda, los más románticos, los amantes del cine, de la literatura y de las artes en general empezamos a sentir una efervescencia emocional que es difícil de contener.
En pocas cuadras se dibuja la frontera entre el Barrio Latino y Saint Germain de Pres y sabemos que en los cafés del barrio se reunían Picasso, Modigliani, Tristán Tzara, Baudelaire, Sartre y Hemingway; –cuya casa está perfectamente señalizada en la calle Cardenal Lemoine–.
Casi sin querer se accede a la rue de la Huchette y a la rue de Mouffetard, luego al Panteón donde descansan los restos de algunos de los hombres más destacado de la historia de Francia como Voltaire o Rousseau.
También vale la pena echar un vistazo a la famosa Universidad de La Sorbona y llegar hasta el Boulevard Saint Michel. Bajando por esta calle descubrimos (sobre la rue du Boucherie) la librería “Shakespeare and Company”, donde se filmaron escenas de películas como “Medianoche en París” o “Antes del Atardecer”.
Deambulamos por la orilla izquierda, mientras admiramos el Sena en su esplendor recorriendo los puestos de los libreros (bouquiniste). Desde aquí es posible admirar la inigualable Catedral de Notre Damme .Si pasamos por allí de tardecita veremos como el cielo de París se torna violeta y la sombra de la Tour Saint Jaques completa una escena que le aseguro quedará grabada en su retina como un lienzo impresionista que ningún pintor logró reproducir.
Por la noche, si el presupuesto lo permite, es recomendable visitar uno de los famosos cabarets; espectáculos que combinan música francesa, color, vestuario, luces y el clásico Can Can, entre otras performances: El Mouling Rouge, el Lido o el Paradise Latin son las opciones más celebradas entre público asistente.
Museos de París
Al día siguiente, el arte llama dos veces y es momento de decidir coordenadas y gustos para poder organizar las prioridades Quienes estén interesados en la pintura impresionista (siglo XIX) se podrán acercar hasta el Museé de Orsay donde podrán apreciar una completa colección, en la que se destacan obras de Monet, Manet, Renoir y Toulousse Lautrec, entre otros.
Si en cambio sus preferencias incluyen el arte moderno el Centre Pompidou los sorprenderá con obras de Marc Chagall, Henri Matisse, Pablo Picasso, Marcel Duchamp y Vassili Kandinsky, entre otros.
Cualquiera sea su elección, vale aclarar que en una visita se puede abarcar gran parte del acervo de ambos. Asimismo, el Museé Picasso (reinaugurado a finales de 2014) es otra de las visitas imperdibles que los amantes del arte sabrán valorar.
Moda en París
Quienes, en cambio, asocien la ciudad como la “Capital de la Moda”, también tendrán para entretenerse ya que no son pocos los barrios que reúnen grandes tiendas por departamentos, mansiones de diseñadores internacionales y pequeñas boutiques locales.
Comenzando por el área de La Madelaine, pasando por la Ópera, la Place Vendôme y la rue de Rivoli se puede tener una idea general de todas las opciones que ofrece París al momento de encarar una tarde shopping. Por otra parte, las famosas Galerias Lafayette localizadas en el Boulevard Haussman o frente a la estación de Montparnasse valen una visita para conocerlas recorrerlas y adquirir algún producto de alta gama.
Campos Elíseos
Los famosísimos Campos Elíseos también conforman un paseo ineludible; se trata de una gran avenida que conecta la Place de la Concorde con el Arco del Triunfo en la cual se suceden restaurantes, cafés y las tiendas más famosas del mundo.
Al llegar al Arco, y si no son más de las seis de la tarde, les recomiendo tomar la avenida Marceau para llegar (por la orilla derecha del Sena) hasta las inmediaciones de la Torre Eiffel donde atracan las embarcaciones que realizan pequeños cruceros por el río.
En este punto vale aclarar que hay dos compañías que se dividen el público pero ya sea el Bateaux Mouche o el Bateaux Parissiene, les recomiendo realizar el paseo al atardecer para poder apreciar, desde el Sena, la silueta de los edificios más importantes de la ciudad, cruzar los puentes por abajo y sobre todo ser testigo privilegiado del impactante show que brinda la Torre y que ilumina todo el cielo de París.
Después de todo este periplo, que no le niego puede resultar algo cansador pero le aseguro que vale la pena, yo recomiendo dejar libre la última jornada para visitar alguno de los atractivos que haya quedado pendiente como Les Invalides (donde se encuentra la monumental tumba de Napoleón Bonaparte) o el modernísimo sector de Lá Defense.
En mi caso, me siento en alguno de los cafés de Montparnasse –previo paso por el cementerio homónimo para rendir homenaje a Julio Cortázar y a otros escritores del mundo que me contagiaron este desmesurado amor por la ciudad; y antes de emprender el regreso, camino por la orilla izquierda, murmurando una vez más que “no sé para qué me voy, si mañana ya estoy pensando en volver. Me consuela pensar –como a los protagonistas de Casablanca- que “Siempre nos quedará París”.
1- En París llueve. No es que usted tiene mala suerte y los tres días que decidió ir de casualidad “estarán feos”. Dependiendo la época del año es más abundante o menos. Lleve paraguas, calzado acorde, y no se detenga. Hay pocas cosas más lindas que caminar por la rue de Rivoli disfrutando el aguacero.
2- Cenar en un restaurante, una o dos veces, durante la estadía no es imposible. Los pequeños bistró del Barrio Latino o de Saint Germain de Pres son una buena alternativa en relación precio-calidad. Elija los que se localizan cerca de La Sorbonne y deguste la sopa de cebolla más rica de la que se tenga noticia.
3- No es posible recorrer todo el Louvre en una estadía. Más adelante ofreceré una selección de los imperdibles para la primera visita.
4- No le tema al metro y nunca salga sin el mapa. No es difícil manejarse en esa maraña de nombres; y estaciones, basta con prestar atención y contar con un buen plano tanto de las líneas como de la ciudad.
5- Los parisinos no están empeñados en tratar mal a nadie. La clave es sonreír, ser amable, respetar las costumbres locales. Por otra parte, en los puestos de información turística los asistentes tienes un prendedor con todas las banderas de los idiomas que dominan. Manéjese con naturalidad o haga el intento de pronunciar algunas palabras en francés, el intento será bien valorado.
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