Jeddah: el ancestral tesoro de Arabia Saudita a orillas del mar Rojo

Por Pablo Tortosa Rivas

Jeddah, con su legado histórico y su papel emblemático como la puerta a La Meca para peregrinos musulmanes desde el siglo VII, se presenta como un mosaico cultural en el seno de Arabia Saudita. Descubre esta joya conocida como "la novia del Mar Rojo".

El auge del turismo en Arabia Saudita está desvelando al mundo el tesoro que es Jeddah. Esta ciudad, que fusiona la herencia histórica con la vitalidad contemporánea, se erige como un destino ineludible para aquellos viajeros que anhelan descubrir las riquezas de esta nación saudita.

Desde el momento en que se pone pie en el majestuoso Aeropuerto King Abdulaziz International Airport, Jeddah se convierte en la puerta de entrada a los deseos de peregrinos que buscan visitar La Meca y Medina, los epicentros sagrados del islam. Jeddah se alza con orgullo en la costa occidental de Arabia Saudita, acariciada por las aguas místicas de este mar de leyendas.

Para comenzar la exploración de este destino, el núcleo histórico de Jeddah nos permite dar un salto atrás en el tiempo y sumergirnos en la historia de la ciudad.

Así, el barrio de Al Balad, la ciudad más antigua de Arabia Saudita, es un verdadero tesoro con sus icónicos balcones de madera, que son mudos testigos de siglos de historia y se erigen como guardianes de la tradición y la cultura.

Caminar por sus calles empedradas es una inmersión en la animación de los zocos, donde artesanos ofrecen los tesoros de Arabia: las hermosas abayas y túnicas árabes que atraen a los turistas occidentales como exquisitas joyas.

Jeddah: el ancestral tesoro de Arabia Saudita a orillas del mar Rojo

Jeddah es mucho más que su atractivo comercial; es un crisol de historias que se entrelazan con el islam.

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Al Balad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sirve como un recordatorio vívido de cómo eran las antiguas murallas de la ciudad. Sus edificios, construidos hace más de 500 años con coral del Mar Rojo, narran la historia de un pueblo que floreció gracias al comercio marítimo.

Los impresionantes rascacielos, con elaborados detalles de Roshan de madera, erigidos por las élites mercantiles en el siglo XIX, coexisten con las modestas casas de piedra coralina, centenarias mezquitas, ribats y plazas públicas que laten con vida. Es un espacio vibrante, donde las mismas piedras parecen susurrar las historias de los viajeros que alguna vez recorrieron estas calles.

Jeddah, con su historia rica y su significativo papel como puerta de acceso a La Meca para los peregrinos musulmanes desde el siglo VII, ha sido un crisol de culturas, donde musulmanes de Asia, África y Oriente Medio han coexistido, contribuyendo al crecimiento y prosperidad de la ciudad.

En el horizonte, el sol se sumerge en las aguas del Mar Rojo, como si estampara con fuego la promesa de una Jeddah que se revela como una joya en la corona de Arabia, donde historia y modernidad danzan eternamente al compás de la vida.