México celebra la vida a través de la muerte, y en Yucatán esa conexión adquiere una dimensión espiritual única. Por eso del 30 de octubre al 3 de noviembre el programa “Xibalbá, el mundo de los muertos de Sistema Moderno de Viajes” te invita a recorrer durante 5 días y 4 noches los escenarios más simbólicos de la península.
México: 5 lugares mágicos para celebrar el Día de Muertos
Entre rituales, altares y cenotes sagrados, México te propone un viaje por Yucatán para vivir el Día de Muertos desde sus raíces mayas.
En México, el 2 de noviembre se celebra el Día de Muertos.
La propuesta —diseñada para coincidir con las fechas del Día de Muertos (30 de octubre al 3 de noviembre)— combina historia, gastronomía, rituales mayas y experiencias locales en un circuito que une Mérida, Izamal, Valladolid, Chichén Itzá y Maní.
1. Descubrí Mérida: el corazón colonial de México
El recorrido comienza con la llegada a Mérida, capital yucateca conocida por su arquitectura colonial, su ritmo sereno y su profundo legado maya. Tras el traslado al hotel, el city tour panorámico recorre sitios emblemáticos como el Cementerio General, el Paseo de Montejo, la Plaza Grande y los barrios históricos de San Sebastián y La Ermita de Santa Isabel.
El día culmina con una comida tradicional en el Museo de la Gastronomía Yucateca, donde los viajeros degustan platos regionales y descubren los secretos de la cocina peninsular.
2. Día de Muertos: cómo luce un verdadero altar
Con sus fachadas amarillas y blancas, Izamal es uno de los pueblos mágicos más pintorescos del país. Allí se visita el Convento de San Antonio de Padua y la Pirámide de Kinich Kakmó, antes de regresar a Mérida para vivir la celebración del Día de Muertos.
Por la noche, la ciudad se viste de flores y velas: el centro histórico se llena de altares, desfiles y ofrendas que invitan a los visitantes a formar parte de una de las tradiciones más bellas y simbólicas de México.
3. Yucatán: cenotes y Patrimonio de la Humanidad en Chichén Itzá
La jornada inicia temprano rumbo a Chichén Itzá, Patrimonio de la Humanidad y una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno. Entre templos y esculturas, se revive la grandeza del mundo maya.
Luego, el recorrido continúa hacia Valladolid, pueblo mágico de casas coloridas y espíritu colonial. El día culmina en un cenote sagrado, donde se realiza una ceremonia maya dedicada al Día de Muertos: un rito de conexión con la naturaleza, el agua y el inframundo, acompañada de relatos ancestrales.
4. México: la gastronomía como tradición e identidad
En el pueblo mágico de Maní, los viajeros viven una experiencia gastronómica única: una clase de cocina ancestral para preparar el pib o mucbipollo, plato que simboliza el ciclo de la vida y la muerte.
El ritual de enterrarlo bajo tierra representa la sepultura del cuerpo y la continuidad del alma, en un acto profundamente espiritual.
La jornada incluye además la visita a un meliponario, donde se aprende sobre la abeja melipona —especie endémica sin aguijón— y se degusta su miel, polen y cócteles artesanales.
5. Día de Muertos en México: todo lo que tenés que saber
Los rituales para celebrar este día que se conmemora el 2 de noviembre son varios.
El armado del altar preside la ceremonia y se prepara en casas, escuelas o plazas, y tiene varios niveles (generalmente 2, 3 o 7) que representan los planos del cielo, la tierra y el inframundo. Se colocan
- Fotografías de los difuntos.
- Velas, para guiar su camino.
- Flores de cempasúchil, símbolo del sol y la vida.
- Pan de muerto, alimentos y bebidas preferidas del ser querido.
- Calaveras de azúcar o barro, que recuerdan la fragilidad y el humor ante la muerte.
- Copal e incienso, que purifican el ambiente y facilitan el retorno de las almas.
Las familias visitan los cementerios para limpiar, decorar y pasar tiempo junto a las tumbas de sus seres queridos. Llevan flores, velas y, en muchos casos, música o comida.
En Yucatán, los mayas combinan esta práctica con el Hanal Pixán (“comida de las ánimas”), que se celebra con banquetes tradicionales servidos sobre las tumbas.
En la tradición yucateca, los cenotes son portales al Xibalbá, el inframundo sagrado. Allí se hacen rituales con flores, copal y rezos para honrar a los antepasados, pedir protección y agradecer por la vida.
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