Tailandia es un país del sureste asiático, que limita con Myanmar, Laos, Camboya y Malasia. Impregnado del exotismo característico de la región es un excelente destino para vacacionar y adentrarse en otra cultura. Además, con un clima tropical, ni demasiado caluroso ni demasiado seco, se lo puede visitar en cualquier época del año.
Intensidad de sabores y legados milenarios
En su capital, Bangkok, la belleza y la historia que esconden su arquitectura, costumbres y religión atrapan el interés y sacuden los sentidos de cualquier viajero. Mientras que las zonas de mar o montaña invitan a la relajación o, por qué no, a las actividades de aventura.
Un dato a tener en cuenta es que el budismo es la religión que profesa la mayoría de los habitantes, Y, además, éstos comparten una enorme diversidad étnica, que incluye rastros thai, laosianos, chinos, malayos, persas e indios. Dicha complejidad cultural se puede palpar en todos los rincones del reino: en los ritos budistas, los festivales, los mercados y, mágicamente, en la cocina.
RECETAS MILENARIAS.
La gastronomía tailandesa nace principalmente de la influencia de dos culturas milenarias, la china y la india; lo que incluye entre otros elementos a los tallarines chinos, el curry, los platos dulces y a la vez agrios, y las especias exóticas.
Además, otro rasgo característico es la combinación de sabores y texturas contrastantes, como lo dulce, lo ácido, lo amargo, lo picante y lo salado. El plato más emblemático es el Curry Massaman, que desarrollaron los mercaderes de la India que vivían en la región.
Asimismo, hablar de esta gastronomía es pensar en platos, indefectiblemente, acompañados de arroz. De hecho, el país es el principal productos mundial de este grano y su calidad es extraordinaria.
Un almuerzo o una cena típica tailandesa incluye sopa, ensalada, pescado, arroz, verdura y, algunas veces, un plato de carne a base de cerdo, pollo o ternera. Y todos se sirven con un surtido de hierbas naturales y condimentos líquidos.
Una receta a destacar es la ensalada de papaya, conocida en el idioma local como som tam. Su sabor es único en el mundo. La particular sensación de la fruta cuando se funde con los chilis, la salsa de pescado y las gambas no tiene comparación con otras preparaciones. Y, a su vez, es muy nutritiva y saludable.
Por su parte, las sopas son características. Una abanderada es tom yam, de color mostaza, elaborada con lemongrass y combinada con salsa de pescado, gambas, setas, cebollas y mucho chili. Se complementa con carne y arroz, y su sabor es supremo.
Un dato a tener en cuenta es que los nativos adoran la comida callejera. De hecho, estos vendedores urbanos venden tallarines chinos y carne a la brasa junto a los ostentosos restaurantes de mariscos. Los puestos son inherentes a la estampa de la ciudad y son una buena opción para el viajero, ya que suelen ofrecer comida económica y deliciosa.
Por otra parte, hay que comprender que en Tailandia comer es, ante todo, uno de los principales acontecimientos sociales en la vida de los locales. Utilizar correctamente los cubiertos y mantener un comportamiento adecuado, hacen que los invitados sean respetados por los anfitriones. El tenedor se utiliza para empujar pequeñas cantidades de comida en la cuchara y, esta última, es el único utensilio que se lleva a la boca. Para los tailandeses utilizar el tenedor para comer un bocado es tan grosero como hacerlo con un cuchillo en los países de Occidente.
Normalmente se disponen en la mesa varias fuentes de comida y un gran cuenco de arroz. Cuando se sirve uno mismo no hay que poner más de una o dos cucharadas en el plato. La recomendación es no llenarlo de una sola vez, como se suele hacer en los países de Occidente.
LA PUERTA DE ENTRADA.
Bangkok, la capital tailandesa, es la puerta de entrada al país y la ciudad que, por su oferta de restaurantes y mercados, invita a adentrarse en la gastronomía local.
Se trata de una urbe que desconcierta y fascina con sus múltiples facetas. Sonidos, colores, sabores, caos y apacibles templos budistas se conjugan en esta llamativa urbe, que viene experimentando un notable proceso de modernización amalgamado a su cultura milenaria.
La ciudad está atravesada por el río Chao Phraya, el que junto al delta de su bahía dio lugar a la denominación “Venecia de Oriente”. Todos los días lanchas de pasajeros transitan su cauce desde las 8 hasta el atardecer, con varias paradas en hitos turísticos.
Uno de los principales atractivos son sus mercados flotantes, que deslumbran por la diversidad de las frutas y verduras disponibles. Además, por la noche los hoteles de lujo ofrecen cenas-crucero a la luz de las velas y acompañadas por música tradicional para generar una atmósfera romántica.
Otro lugar donde encontrarse con la esencia de Bangkok es la calle Thanon Yaowarat, en la zona de Hua Lam Phong. Allí se halla el Barrio Chino, el Mercado de las Flores – abierto las 24 horas y con todo tipo de llamativas especies coloridas, en ramo o entretejidas– y el de las Verduras, un enorme reducto, bien local, donde también hay puestos de carnes, frutas y especias, entre otros productos.
Finalmente, un restaurante recomendado en la capital nacional es Nahm, que ocupó el puesto N° 37 en el ranking 2016 de The World´s 50 Best Restaurante de S. Pellegrino. Su chef, David Thompson, se dedica desde hace dos décadas a la investigación de los ingredientes y las técnicas tailandesas para convertirlas en obras de arte. En tal sentido, uno de los platos destacados es el “Curry picante de langostinos picados, con berenjena amarilla y albahaca”.
En los últimos años, la gastronomía tailandesa, como otras asiáticas, se posicionó muy bien a nivel global. De hecho, es posible encontrar en las grandes metrópolis restaurantes étnicos que rinden tributo a estas tradiciones.
Por ejemplo, la ciudad de Los Ángeles cuenta con la mayor población tailandesa residente fuera del país, por lo que no sorprende en absoluto que se encuentren restaurantes de esta etnia en la urbe. De hecho, cuenta con su Thai Town de seis manzanas en Hollywood y un local recomendado allí es Si Laa Thai.
En tanto, en Europa, más específicamente en Madrid, se localiza el restaurante Maiia Thai. Ofrece comida tradicional con un toque vanguardista. Un plato a degustar es el “Pad Thai”, tallarines de arroz salteados con verduras, cardo, maní, gambas y tofu en salsa de tamarindo y pescado.
Mientras que en Copenhague, Kiin Kiin se destaca por ser el primer restaurante tailandés fuera de su país en recibir una estrella Michelin. Invita con un menú de siete platos, como los que se sirven en los puestos callejeros pero en un ambiente de lujo, entre los que aparecen el pescado grillado con cebolla morada y menta, vieiras con zanahorias, lemongrass y maní; o langosta con curry rojo y crujientes de arroz especiado.
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