Madre, abuela, emprendedora, especialista en técnicas corporales, conferencista y escritora. Así, multifacética es Tini de Bucourt.
“Mi cabeza es un lienzo blanco antes de viajar”
Sus inicios laborales se remontan a los 70 y 80, cuando ingresó en el mundo de la moda a los 21 años. Ícono de las pasarelas, compartió desfiles y publicidades con personalidades como Evelyn Scheidl, Teresa Calandra, Nequi Galotti, Mariana Arias y Ginette Reynal, entre otras colegas. Después de vivir siete años en la India, más vivida y madura, volvió a Buenos Aires y creó “Actitud-Tini”, un programa personalizado dedicado a ser inspiración y dar herramientas a las mujeres para que hagan de sí mismas “una obra de arte”. Según ella explica, su misión es “inspirar a las mujeres a desarrollar su potencial individual, poner en marcha sus auténticos recursos y talentos, y desde allí, tomar contacto con su pasión, motor fundamental para el despliegue de la belleza”.
Asimismo, recientemente presentó su tercer libro “India mía un viaje interior”, y para hablar del encanto de este país y de sus experiencias alrededor del mundo, dialogó con Viajando.
–¿Cómo se define como viajera?
–Soy una persona curiosa que se deja impregnar por las sensaciones. No me gusta ir a un lugar nuevo y que sea la información dura lo que predomine en la experiencia; sino anteponer las sensaciones y percibir la vibra de cada lugar. Intento que mi cabeza sea un lienzo blanco antes de viajar y dejarme sorprender por lo que sucede. Eso no quiere decir que no lea y me informe sobre cada destino que voy a visitar, porque demás es necesario tener ese bagaje, pero no es lo prioritario.
–¿Suele viajar con un cronograma armado o dentro de un circuito?
–No, soy una exploradora. Me gusta perderme en cada lugar, andar en el subte o el tren y vivir el destino como si fuese un habitante más. No soy una persona que sale del hotel y toma un taxi para ir a conocer un museo. También es cierto que dejo lugar para conocer los principales atractivos pero mis viajes no son esquemáticos o muy preprogramados.
–¿Busca destinos alternativos?
–¡Por supuesto! Yo viví siete años en la India y vuelvo regularmente coordinando grupos. Recorremos Asia, tomando a la India como puerta de entrada. Desde hace 15 años mi mirada está puesta en este continente, donde soy una buscadora de destinos no tradicionales. De hecho prefiero no ir a grandes urbes. Me gusta más la aventura, lo no habitual. Elijo viajar cómoda, sin necesidad de pensar que tengo que llevar un atuendo especial para ir a un restaurante de alta gama.
–Después de tantos años visitando Asia, ¿cómo evalúa el desarrollo turístico del continente?
–Es una región impresionante. Muchas veces desde estás latitudes se desconoce toda la riqueza que tiene en atractivos turísticos. Los argentinos conocemos mucho sobre Estados Unidos y Europa pero no sobre Asia. Por ese motivo es que quedé impactada cuando llegué por primera vez; es un mundo diferente.
–En muchos casos entre estos países y los latinoamericanos la principal barrera es la cultural, ¿considera qué la globalización ayudó a acortar esas distancias?
–Depende de qué país estemos hablando. En China la primera dificultad es el idioma porque no es frecuente el uso del inglés, como sucede en la India que tuvo tantos años de colonización británica; la mayor parte de la población lo habla y la señalética está siempre en hindi y en inglés. En lo personal pienso que entre los latinoamericanos todavía existe una resistencia a conocer nuevos destinos, sobre todo los que tienen la etiqueta de ‘inaccesibles’. Para estos casos, hay que entender que estamos hablando de un continente muy grande y muy diverso. Japón supera con creces a muchos destinos de Europa en limpieza, orden y calidad del transporte; mientras que la India no tiene comparación con otro país. Alberga una cultura milenaria y, además, en un mismo lugar convive lo antiguo con lo ultramoderno. Creo que es un país donde se pueden percibir todos los matices de la vida. La India es cruda, no tiene retoques o maquillaje. Porque podemos visitar Suiza, que es un lugar divino pero todo es perfecto, donde se ocultan ciertas situaciones que hacen a la vida. En cambio en la India todo está a la vista, te muestra llanamente y con mucha naturalidad la riqueza extrema, el caos, la pobreza, la vida y la muerte. Por eso es un lugar que te ordena la cabeza. Es el oriente de cada ser humano, el lugar donde nace el sol.
–¿Qué características tienen los viajes que usted organiza?
–Cada viaje es un plato con todos los sabores, no organizo circuitos temáticos. Compras, religión, espiritualidad y grandes monumentos, todos los ingredientes están presentes. Obviamente se visitan los principales atractivos, como el Taj Mahal, pero también hacemos un acercamiento a la vida rural y a la cotidianidad intensa de los locales.
–En cuanto a nuestra región, ¿qué lugares recorrió y cuál cree que es su principal riqueza?
–Tuve la oportunidad de viajar por toda Latinoamérica. Creo que es un continente único y me encanta. Guatemala es uno de los destinos que más me impactó.
–¿Se permite ser turista en su ciudad?
–Sí! Porque soy muy curiosa y Buenos Aires me encanta. Me subo a los buses turísticos, hago recorridos por los edificios históricos, busco los teatros alternativos y me encanta descubrir los bares más innovadores o raros. Camino mucho mi ciudad, porque además me gustan sus cúpulas y su arquitectura.
–Después de tantos años viajando, ¿qué trae a casa después de cada experiencia?
–Depende del lugar pero lo cierto es que me descubro a mí misma en cada viaje, porque cada cultura te desafía y te invita a vincularte con otro humano. En cuanto a lo material, viajo cada vez con menos cosas, voy muy liviana. Hay destinos a los que llegué sólo con un carry on, no despaché valija. Y lo cierto es que cada vez quiero traer menos cosas; acumular es para mi parte del pasado.
–¿Cuál es el próximo destino que va a recibir a Tini?
–La cordillera del Himalaya. En julio nos vamos con una amiga a hacer un recorrido en auto por parajes que están a 5.000 msnm.
Es el título del tercer libro de Tini de Bucourt. Vivió en este país durante siete años y vuelve todos los octubres con un grupo de mujeres. Para Tini, la India es mucho más que el país del Taj Mahal o las vacas sagradas; es la piedra angular de la construcción personal. En este trabajo combina memorias con apuntes de viaje. Las paradas en Delhi, Jaipur o Bombay son hitos de un recorrido que es más espiritual que geográfico. En este libro se anima a explorar los contrastes del país que le reveló otra manera de ver la vida, porque le mostró otra manera de verse a sí misma.
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