LA PALOMA.
Playas soñadas al sur del continente
La Paloma es el destino rochense con mayor infraestructura y el elegido por los surfistas desde hace más de 20 años.
A 240 km. de Montevideo, ofrece varias playas: La Aguada, Costa Azul y Arachania son las de mejor oleaje; Anaconda es más agreste y de arena fina; El Cabito es ideal para que los pequeños disfruten de las piscinas naturales; y Los Botes, donde podremos darnos un chapuzón y apreciar el trabajo de los pescadores artesanales.
Al final de la avenida Solari, la vía principal, el faro del Cabo Santa María, con sus 30 m. de altura, es un emblema de La Paloma. La torre original fue inaugurada en 1874, se derrumbó y fue reconstruida. Si subimos sus 150 escalones obtendremos como premio la mejor vista de la ciudad, acompañada de una brisa perfumada de sal.
Al caer la tarde, La Paloma nos sorprenderá con otro espectáculo: para disfrutarlo plenamente, hay que treparse a una roca que dé al mar, aprontar el mate y las tortas fritas (pruebe las que venden en la feria artesanal, son exquisitas) y simplemente contemplar uno de los mejores atardeceres de nuestras vidas.
LA PEDRERA.
En el km. 227 de la Ruta 10 se encuentra La Pedrera, que le debe su nombre a la primera casa levantada en la zona, construida con un único bloque de piedra y que aún podemos encontrar en la rambla.
La Pedrera es un destino ideal para aquellos que disfrutamos de sentarnos a comer rico, contemplar el paisaje y conversar. También para familias con niños, ya que sus calles de arena, el ritmo tranquilo y la excelente infraestructura invitan a pasar más de una tarde frente al mar en El Desplayado o en la playa del Barco.
Para coronar el paseo, recomiendo encarar en bicicleta hacia la rambla e ir descubriendo cada una de sus callecitas, donde predominan las casas con tejas coloradas, jardines cuidados y algunos vecinos célebres como la historietista Maitena.
CABO POLONIO.
Y en el km. 264 de la ruta 10, se encuentra el paraíso.
Sé que la afirmación es tan categórica como subjetiva, pero es que “El Cabo”, como lo llaman los locales y quienes lo adoptamos como nuestro lugar en el mundo, tiene magia, buena vibra y un no sé qué.
Al llegar, luego de atravesar el camino en los vehículos 4x4 autorizados que parten desde la ruta, van apareciendo las primeras impresiones de Cabo Polonio: una tierra de campo y mar que alguna vez fue una isla y que actualmente se encuentra anexada al continente por el sistema dunar. Tiene dos playas bien diferenciadas: la Sur, que es extensa, muy limpia y donde en general la temperatura del agua es ideal para zambullirse; y la Calavera, más concurrida, donde se desparraman casitas coloridas y algunos barcitos. Otros pequeños restaurantes, como Lo de Dany, donde es ley probar las miniaturas de pescado y los buñuelos de algas, se hacen lugar sobre el sendero principal justo después de la feria artesanal.
Pero Cabo Polonio es más que eso. Propone una forma diferente de descansar; a paso lento, sin trazado urbano, donde el agua potable escasea y casi no hay electricidad. Esto significa que cuando se esconde el sol todo el pueblo enciende las velas e inmediatamente comienza a girar el haz de luz del faro. Ése que Jorge Drexler nos hizo conocer a través de su canción “Doce segundos de oscuridad”.
PUNTA DEL DIABLO.
Otro imperdible es Punta del Diablo, al cual se accede por el km. 298 de la ruta 9.
Sus comienzos datan de la década del 40, como un pueblo de pescadores. Las primeras construcciones le otorgaron ese aire rústico que aún conserva, aunque desde hace unos 15 años está en crecimiento y actualmente es elegido por un gran número de vacacionistas.
El gran evento diario se da en la playa de los Pescadores, cuando llegan los hombres de mar con sus barcazas cargadas del más delicioso pescado fresco, que luego podremos degustar en los bares y restaurantes del lugar.
Los amantes del surf encontrarán grandes olas en la playa La Viuda, mientras que en otra parte de la línea de costa se encuentra protegida por los roquedales, ofreciendo aguas más tranquilas, como en La Mansa y Playa Grande.
Muy buena infraestructura, bares con agradable música en vivo, una de las ferias artesanales más lindas del Cono Sur y, sin duda, las mejores empanadas de mariscos que usted pueda degustar, completan la oferta en otra de las piedras preciosas de la costa uruguaya.
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