A este mágico paraíso, ubicado cerca de Santiago, se accede a través de la carretera 5 Sur.
El recorrido es tranquilo y, en esta época del año, permite admirar la cordillera nevada, verdes paisajes, así como la cultura tradicional de nuestros pueblos. Además, cada una de las viñas que se visita tiene su historia y encanto particular; y muchas de ellas una larga tradición familiar.
Un poco de historia.
Es sabido que la cultura del vino mejora la calidad de vida. Además, consiste en una verdadera expresión de arte.
La historia vitivinícola chilena se relaciona con la llegada de los españoles a estas tierras, ya que la vitis vinífera apareció con el arribo de Cristóbal Colón a América. A partir de entonces, comenzó a ser utilizado especialmente para celebrar los ritos católicos.
Según algunos historiadores, fue Francisco de Aguirre -uno de los colaboradores de Pedro de Valdivia-, quien en 1549 plantó vides cerca de La Serena y Copiapó, registrándose en 1555 la producción de los primeros vinos chilenos.
El resto es historia; hoy las nuevas tecnologías y una fuerte penetración en el mercado internacional han hecho de éste uno de los negocios más destacados de nuestro país, llegando incluso a producir su propio nicho en el turismo nacional, gracias a varias rutas temáticas, sofisticados hoteles boutique y una variada oferta gastronómica.
Placeres de la tierra.
La ruta de Colchagua ostenta un panorama turístico y cultural con muchos atractivos por descubrir.
El valle es un territorio netamente agrícola, habitado por campesinos, comerciantes, empresarios y familias tradicionales, las que le otorgan a esta zona una idiosincrasia especial.
La principal ciudad es Santa Cruz, la cual se ha convertido en el centro de la actividad y ha hecho famoso a nuestro país en el mundo.
Un imperdible es el Museo de Colchagua; recorre la historia del planeta y del hombre a partir de la realidad americana. Gracias a la variedad de colecciones que ha logrado reunir, los visitantes pueden informarse sobre Paleontología, Arqueología, arte precolombino de Chile y América, e historia de la conquista, colonia e independencia de Chile y América hasta la etapa republicana. También incluye pabellones temáticos: Modernidad, Historia y Desarrollo de las Armas, Aperos de Huaso, Coches y Carruajes, Maquinaria Agrícola y Pabellón de los Ferrocarriles.
Otro punto de interés de la zona es recorrer la Viña Santa Cruz. El complejo cuenta con una gran casona-museo con salones decorados con muebles tradicionales. Además, permite ascender al cerro a través de un teleférico traído desde Suiza y conocer la casa-bote Rapa Nui, la ruca Mapuche, la Puerta del Sol y la aldea indígena.
Por otro lado, el complejo atesora un moderno centro astronómico, el cual -a través de seis telescopios- permite observar estrellas y planetas, además de conversar con un astrónomo.
Otras actividades recomendadas son el recorrido del valle a bordo del Tren del Vino. También se pueden realizar cabalgatas a las viñas, trekking o degustar las exquisitas muestras culinarias de la zona.
TIPS DEL VIAJERO
Ubicación: Colchagua se encuentra 180 km. al sur de Santiago, en la Región de O Higgins.
Clima: el valle es de clima mediterráneo, con las cuatro estaciones del año muy marcadas. Tiene una fuerte influencia de la brisa marina del Pacífico y de los vientos de la cordillera de los Andes, especialmente en verano, cuando se registra una temperatura promedio de 22º C.
Cómo llegar: desde Santiago se accede al circuito por la carretera 5 Sur. También se puede arribar por Litueche si se viaja desde Rapel.
Transporte local: Colchagua cuenta con servicios interurbanos, además de buses y taxis-colectivos por la zona y sus alrededores.