Inicio

Valparaíso: entre cerros, poetas y corsarios

La ciudad del poeta Neruda es un puerto bohemio y enigmático, donde sus calles, miradores y paseos dan vida a una urbe cosmopolita llena de contrastes.
"Vamonos a Valparaíso, al insólito puerto sin puertas a la puerta de los anchos mares."
("Oda a Valparaíso", Pablo Neruda)
Desde la tranquilidad de sus cerros al creciente movimiento y bullicio de la zona costera, donde confluyen el centro histórico financiero, los almacenes portuarios y los típicos bares porteños, todo asombra en Valparaíso.
El sector del muelle Prat es uno de los lugares con mayor actividad, debido al embarque y descarga de grandes navíos. Cuenta con una gran afluencia de turistas y tiene una gran feria artesanal que reúne lo más representativo de todo el país, con cientos de objetos típicos, entre ellos zampoñas o telares.

La joya del Pacífico.
Este destacado puerto chileno, que fuera en otros tiempos asediado por piratas y corsarios, cuenta en su muelle con una réplica de la carabela "Santiaguillo", que condujo a estas latitudes a su descubridor, el capitán español Juan de Saavedra, en 1536. Actualmente, en la embarcación se realiza un divertido show, en el que artistas vestidos de bucaneros cuentan la historia de la llegada a la bahía de Valparaíso.
Los cerros porteños son imperdibles; se puede subir a ellos a través de pintorescos ascensores que datan de 1900 y forman parte del Consejo de Monumentos Nacionales. El trayecto del ascenso -a 50 msnm- tiene una extensión de 175 m. y se realiza en dos minutos, mientras se observa la majestuosidad de la ensenada.
El punto ideal para comenzar este tradicional circuito es el Paseo 21 de Mayo, ubicado en el cerro Playa Ancha. Se accede a través del ascensor Artillería, en la plaza Aduana, donde se puede visitar el Museo Naval y Marítimo, admirar la imponente arquitectura inglesa del barrio y realizar un recorrido por pintorescos cafés y restaurantes.
Uno de los miradores más visitados es el del Paseo Atkinson, ubicado en el cerro Concepción. Para llegar a su cima es necesario tomar un taxi-colectivo desde la plaza Aníbal Pinto, o ascender caminando por la calle Almirante Montt.
Sitios imperdibles son también el mirador Portales, en el cerro Barón. Para llegar allí se debe tomar el ascensor Barón o transitar por la calle Quillota. Así, con una vista panorámica, se puede observar la amplitud de la bahía, el movimiento de naves y, en primer plano, el paseo Muelle Barón. Asimismo, permite admirar gran parte del sector Almendral, con el edificio central de la Universidad Católica, el del Congreso Nacional y casi todos los cerros porteños.
Otro sitio maravilloso es el Paseo Gervasoni, al cual se arriba por el ascensor Concepción y la calle Templeman. Desde el mirador se observa parte de la bahía, algunos cerros y el reloj Turri.
Al Paseo Yugoslavo, a pasos de la calle Prat, se llega por el ascensor El Peral y por la escala ubicada a su costado. Este es uno de los primeros paseos de los cerros Alegre y Concepción, luego convertido en mirador. Allí la panorámica es una de las más privilegiadas, dado que se encuentra sobre la plaza Sotomayor.
Otros imperdibles son los cerros Alegre y Bellavista. En este último está la casa-museo La Sebastiana, propiedad del poeta Pablo Neruda, premio Nobel de Literatura.

Reminiscencias del pasado.
Uno de los principales atractivos de Valparaíso es su original arquitectura. La mezcla de diseños coloniales con las más puras creaciones de estilo europeo -traídas al puerto por inmigrantes británicos y desarrolladas durante el siglo XIX, como el victoriano-, ha dejado en el trazado de la ciudad una huella original e indeleble que, sin dudas, identifica a este destino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Entre las emblemáticas obras de diversos estilos que embellecen y marcan el carácter de la ciudad-puerto, se destacan el reloj Turri, de un marcado estilo neoclasicista francés; la iglesia de la Matriz; la ex Intendencia; el edificio de la Bolsa de Comercio, obra del arquitecto chileno Carlos Federico Claussen; el Museo de Bellas Artes de Valparaíso, ubicado en el Palacio Baburizza y obra de los italianos Arnaldo Barison y Renato Schiavon; y las casas de la avenida Gran Bretaña, en su mayoría realizadas por el arquitecto chileno Esteban Orlando Harrington.

Bohemia porteña.
La ciudad cuenta con una concurrida vida nocturna y variados restaurantes para disfrutar desde platos gourmet hasta las típicas chorrillanas del puerto.
A su vez, existen tres bares distinguidos con el título de Memoria Viva, por su aporte cultural y por ser parte emblemática de la urbe. En ellos sobresale su carácter bohemio y, por sobre todo, su trayectoria, lo que los convierte en tradicionales enclaves porteños.
Los bares premiados este año -durante la celebración del 5º aniversario de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad- fueron el Inglés, situado en pleno sector financiero; La Playa, emplazado en barrio puerto; y El Cinzano, frente a la plaza Aníbal Pinto. 
También existe una nueva generación de establecimientos gastronómicos conocidos como bares de tapas. Tal es el caso del Delicatessen, en el cerro Concepción; y Urriola y Poblenou, en el cerro Alegre.

TIPS DEL VIAJERO
Ubicación y clima: la ciudad está a 120 km. al oeste de Santiago. Sus veranos son suaves y los inviernos templados. Las lluvias están limitadas casi exclusivamente a la época invernal, conservando un suave y agradable clima todo el año.
Cómo llegar: varias líneas de buses cubren la ruta.
Transporte local: microbuses, buses de turismo, taxis, metro. Valparaíso cuenta con 15 ascensores en funcionamiento; debido a la pendiente de los cerros, muchos de los sectores aledaños a la ciudad son inaccesibles por los medios de transporte colectivos. Otra opción es el trolebús, conocido popularmente como "trole", que funciona con vehículos eléctricos y fue elegido como el medio de transporte limpio ideal para Valparaíso.
El metro cuenta con una línea que va desde la capital de la región hasta Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache.


Temas relacionados

Deja tu comentario