El objetivo es impedir que ingresen las nuevas cepas del Covid-19, especialmente la denominada “Delta”. Curiosamente, el achique de vuelos es la misma estrategia aplicada para evitar que ingresen las cepas de Manaos y la Británica y que evidentemente no sirvió.
“Trataremos de cortar vuelos redundantes, es decir, no tocaremos aquellas empresas que ofrecen un vuelo por semana”, explicó en una entrevista televisiva Paola Tamburelli, la titular de la ANAC. “De la oferta total de más de 40, el 20% es llevar esa cifra a 32 vuelos, no es tan grande”.
ANAC y el achique de vuelos
Si uno analiza la nómina de vuelos autorizados a Europa, se ve claramente que la conectividad hacia/desde España es la más numerosa. Tanto Air France, como KLM, Lufthansa, y Turkish Airlines, ofrecen un puñado de vuelos. La mayor cantidad de servicios corre a cargo de Aerolíneas Argentinas, Iberia/Level y en menor medida, Air Europa. Lo esperable es que estas empresas sean obligadas a sostener apenas un vuelo semanal.
El primer recorte de vuelos que aplicó el gobierno, fue un intento de que no entraran las variantes de Manaos y la Británica. Sin embargo, diversos especialistas indicaron, en las últimas semanas que apenas un 4% del virus que circula hoy en la Argentina responde a la “cepa original”, el resto son efectivamente de la variante de Manaos, la Británica o la también muy activa, cepa Andina. El gobierno promete, como complemento al achique de vuelos un mayor control y trazabilidad sobre los pasajeros, apoyándose en la ayuda y colaboración de gobiernos provinciales y municipales. Y esto es debido a que los pasajeros que sean detectados como positivos, serán además investigados con relación a la cepa y deberán ser aislados.