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Pampas Negras de Payunia

Amanece. El sol se levanta en el horizonte iluminando un extenso paisaje desértico, árido, frío, donde apenas se dibujan ondulaciones y lejanas elevaciones montañosas.
Ya no se ven las columnas de humo que se desprenden de la lava ardiente y burbujeante que inunda el terreno. Tampoco se escucha el estruendo de las explosiones que se originan en el interior de los volcanes para luego estallar como potentes bombas, que antes de caer en forma de lluvia de fuego se funden entre retorcidas nubes de cenizas que cubren el cielo.
Esta visión apocalíptica, impactante y grandiosa a la vez, seguramente está presente cuando los visitantes descubren esta región volcánica, porque sucedió. Sí, sucedió muchas veces en tiempos pasados.
Esa mañana fría de otoño viajamos hacia el campo de volcanes con mayor densidad del planeta, La Reserva Provincial La Payunia, ubicada en el sur de la provincia de Mendoza, Argentina, dispuestos a conocer un testimonio geológico único de aquellos tiempos.
Cientos de conos volcánicos, pequeños y grandes, extensas planicies y valles atravesados por lenguas de antiguas coladas de lava se extienden en un paisaje que nos acerca al Payún Matrú y Payún Liso, los volcanes más altos de la región (1).
A medida que nos acercamos, el camino en ascenso, pedregoso y difícil de transitar, se transforma en una huella, que se interna en un paisaje sembrado de bombas volcánicas, hasta llegar a una extensa planicie cubierta por un gran arenal negro, originado por lava muy fragmentada. Caminar por ese oscuro manto, conocido como Pampas Negras, nos dejó la sensación de estar pisando el suelo de otro planeta.
Aunque aún nos falta mucho por recorrer en La Payunia, el lugar y la imagen seleccionada para la nota es un fiel testimonio de la soledad que reina en sus alturas.

(1)Payún Matrú: 3715 metros de altura. Payún Liso: 3.836 metros de altura.

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