La isla de Sado, es la sexta más grande de Japón, por detrás de las cuatro islas principales y de Okinawa. Allí se encuentran las famosas minas de Sado, que fue utilizada para extraer oro y plata durante casi 400 años, y ahora fueron declaradas por la Unesco como Patrimonio Cultural de la humanidad.
Esta peculiar isla con forma de “S” o “Z” situada en el Mar del Japón es un paraíso natural escondido dominado por dos cordilleras montañosas a ambos lados de la isla que se extienden de norte a sur dejando una parte central conocida por los arrozales de Kuninaka. Tanto su geografía montañosa, como sus llanuras y las formaciones rocosas del litoral convierten a Sado en una especie de “Japón en miniatura” con paisajes y rincones de gran belleza natural.
Una distinción de alto rango para Japón
La isla de Sado es sinónimo de dos de los metales más preciados: el oro y la plata. La extracción de ambos metales a gran escala en esta isla comenzó en 1601 y duró casi 400 años, llegándose a extraer un total de 78 toneladas de oro y más de 2330 toneladas de plata, hasta que, en 1989, la minería se detuvo.
El pasado 27 de julio de 2024, en la reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) celebrada en Nueva Delhi, las minas de Sado fueron incluidas en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta distinción busca promover la identificación, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural considerado de valor excepcional para la humanidad.
Con este reconocimiento, Japón muestra una vez más su alto valor en la conservación y valorización de su rica herencia cultural, sumando un total de 26 lugares en este listado de la Unesco (21 patrimonios culturales y 5 naturales).
Túneles que simulan auténticos hormigueros
La longitud del túnel excavado en la mina es de 400 km., aproximadamente la misma distancia de Tokio a Sado. Para descubrir estas excavaciones únicas los viajeros pueden seguir dos recorridos: el túnel del periodo Edo (Sdayu) y el túnel del periodo de Meiji (Dyu).
El túnel de Sdayu es un recorrido de 30 minutos que recrea la experiencia minera del periodo Edo (1603-1867). Disponía de nueve venas principales ricas en oro y plata, que hoy en día los visitantes pueden descubrir de primera mano, además de conocer cómo era la vida en la mina durante esa época a través de herramientas y otros objetos expuestos en estos pasajes excavados por el hombre. En el periodo Edo, los mabu o túneles mineros recibían el nombre de la persona que descubría la vena o el del supervisor de las operaciones mineras, por lo que el túnel Sdayu se llama así en honor a su oyamashi, el especialista que desarrolló y trabajó toda la mina.
El túnel Dhyu, excavado en la era Meiji (1868-1912), evidencia, en una ruta de 40 minutos, los carros de la mina y el patio de trituración que quedaron intactos desde aquella época. También se puede observar el corte abierto de Doyu-no-Warito, agrietado a causa de la extracción.
Además de los túneles, el recorrido por las Minas de Sado se puede completar con la visita a su museo y sala de exposiciones en el que los visitantes podrán descubrir más detalles sobre el proceso de extracción y la estructura de los túneles, ver reproducciones de la época, aprender sobre los minerales y sostener un lingote de oro real.
La isla de Sado más allá de las minas
Sado es un destino ideal para el senderismo y el turismo de naturaleza, con sus pintorescas playas, terrazas de arrozales y carreteras montañosas. La mejor forma de explorar esta vertiente escarpada de Japón es por carretera, a través de sus rutas panorámicas. En el Parque Forestal de Toki se pueden observar estas aves en su hábitat natural. Y es que la isla entera es un paraíso natural con lugares tan pintorescos y protegidos como el geoparque Sado Geopark y el Parque Cuasi Nacional de Sado-Yahiko-Yoneyama.
La isla ofrece experiencias únicas como navegar en un tarai bune (una peculiar barcaza con forma de gran cuenco de madera circular) en Ogi o participar en el Festival Anual de la Celebración de la Tierra, un evento que reúne cada mes de agosto a los mejores intérpretes de taiko (tambor tradicional japonés) y otro tipo de conciertos amenizados con teatros alternativos y gastronomía étnica.
Siguiendo con las experiencias musicales, la isla de Sado es el lugar perfecto para aprender a tocar el taiko, en el Sado Island Taiko Centre (Tatakokan) al lado del “Kodo Village” que toma su nombre por la mundialmente conocida formación de tambores japoneses. Quienes quieran probar fortuna, también pueden aprender la técnica del bateo de oro en Nishimikawa. Los visitantes podrán alojarse en los tradicionales ryokan, relajándose con baños termales y disfrutando de platos típicos elaborados con el famoso arroz de Niigata. Sado es conocida por sus arrozales de Iwakubi Shoryu y su producción sostenible, permitiendo a los viajeros degustar el exquisito arroz de Niigata y el típico sake local.
Cómo llegar a Sado, en Japón
La isla de Sado se encuentra en el mar de Japón, a 45 km. al oeste de la ciudad de Niigata. Para llegar a esta isla la mejor opción es vía jetfoil de alta velocidad o el transbordador (ferry). El jetfoil es un tipo de hidro deslizador que es propulsado por el océano gracias a la expulsión de agua de mar a alta presión.
Desde el puerto de Niigata hasta el de Ryotsu, en Sado, se tardan 65 minutos en jetfoil. En el transbordador serían unas 2 horas y 30 minutos. Desde el puerto de Ryotsu hasta la mina de oro de Sado, los viajeros pueden optar por un autobús, cuya duración del viaje es de aproximadamente 70 minutos. Si buscan más independencia, los viajeros también tienen la posibilidad de alquilar un coche en esta zona portuaria.
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