¿A quién no le gusta el desafío de entrar a un laberinto? Para divertirse en familia y al aire libre, no hay nada mejor que esta actividad en la que todos puedan participar. Aunque entremos a perdernos, los laberintos siempre tienen una salida, y que las carcajadas y gritos escuchan durante ese paseo entre los muros de plantas.
Aquí te presentaremos 3 de los mejores laberintos de Argentina que tenés que conocer sí o sí.
1. Perderse y encontrarse en el Laberinto de Borges
En San Rafael, Mendoza, e ideado por Georgie y Susana Bombal y diseñado por Randoll Coate y María Kodama, se encuentra el Laberinto de Borges, que fue construido en 2003 en homenaje al escritor argentino.
Dentro del atractivo, el cual está formado por más de 8.000 arbustos, se encuentran muchos de los símbolos borgeanos como el espejo, el reloj de arena, la cara de un tigre, el bastón de un ciego y la cinta de Moebius.
Visto desde arriba, en el laberinto se puede leer el nombre y apellido del escritor, más la forma de un libro abierto.
El predio donde se sitúa se divide en dos zonas, una de acceso libre y otra a la cual se accede pagando una entrada.
En la primera zona se puede disfrutar de un laberinto para niños, una pulpería en una casa de 1860 y una torre de casi 18 metros.
Los interesados en conocer más actividades que se pueden realizar durante las vacaciones de invierno en San Rafael, Mendoza pueden ingresar al sitio oficial de Turismo de San Rafael.
2. Laberinto Patagonia, el más grande de Sudamérica
El Laberinto Patagonia es un paseo ideal para hacer desde El Bolsón, Chubut, ya que está ubicado a unos 18 km. de esta localidad y a 4 km. de El Hoyo.
Asegura diversión para toda la familia, en un ambiente natural único, rodeado de bosques nativos, los cerros Pirque y Plataforma, y chacras.
Se trata del laberinto más grande de Sudamérica, que se emplaza en un espacio de 5 ha., constituido por cercos que enmarcan más de 2.200 m. de senderos.
Así, desembocan en nueve puertas: todo un desafío para los visitantes quienes también podrán descubrir la fascinante historia de esta iniciativa, concebida por Claudio Levi y Doris Romera hace 25 años, cuando comenzaron a plasmar con sus propias manos este sueño hecho realidad.
Así fue como efectuaron la plantación de 2.100 cupressus macrocarpa durante 25 días en Chubut. “El proceso creativo y de diseño del laberinto me llevó casi un año. En él confluyen muchas motivaciones personales con ciertos conocimientos de kabbalah, historia, geometría sagrada, mitología, filosofía y magia”, explicaron los impulsores de este proyecto.
3. Laberinto de Nono, un desafío para todos en Córdoba
El Laberinto de Nono es un complejo recreativo que se puede visitar en el Valle de Traslasierra, en la provincia de Córdoba. Es el lugar ideal para quienes buscan desandar estos desafíos con distintas variantes y niveles de dificultad.
De esa forma, quienes resuelvan parte del Laberinto Mayor, verán desbloqueado el acceso a un mangrullo, que es una especie de plataforma desde la que se puede observar la secuencia de enredos que faltan atravesar para alcanzar la salida.
A diferencia de los otros laberintos, este lugar es un enorme complejo con más acertijos para resolver. La propuesta es explorar las opciones que ofrece: el Laberinto de Colores, el de Troya, de Números, el Laberinto Mariposa, a la medida de los más pequeños; y el Laberinto de Carrera, donde dos competidores pueden medirse en una prueba de velocidad.
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