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Experiencias

Viaje al silencio y la belleza

Acaso uno de los recorridos más bellos del mundo es aquel que en poco más de una hora (si se realiza de punta a punta y sin detenerse ni desviarse) engarza nada más y nada menos que siete lagos andinos maravillosos. La Ruta 40 se constituye en la columna vertebral de un recorrido lleno de quietud, belleza y naturaleza.

A poco de caminar, escuchando el quejido de la hierba bajo nuestro calzado, uno se siente inmerso en el silencio. Ese silencio ominoso, sutilmente interrumpido por el rumor del viento agitando los árboles y el graznido de los pájaros. Ese silencio es tan poderoso que a poco de ingresar en él nos encontramos susurrándonos unos a otros, sin necesidad, pero con el convencimiento de que hablar “fuerte” sería romper algo maravilloso. Y en un giro del sendero, se asoma como telón de fondo uno de los maravillosos lagos. Quieto, majestuoso, bellísimo.

El Camino de los Siete Lagos propone un recorrido tan único como sobrecogedor, tan clásico como necesario.

Se trata de un corto tramo de entre 112 y 107 km. de longitud de la RN Nº40, que engarza nada más y nada menos que siete lagos, que se pueden convertir en nueve si se contabilizan el Lácar y el Nahuel Huapi. Además, otra característica de este recorrido que se sitúa en Neuquén es que se puede realizar en sentido norte-sur o sur-norte.

HACIA EL SUR ESMERALDA.

El recorrido por el norte comienza, tal como relataremos aquí, en San Martín de los Andes. De hecho, el punto 0 es la Costanera del lago Lácar, que baña a dicha ciudad. La ruta recorre la costa sur del espejo de agua. Más aún, se puede visitar la playa Catrite. Si se desea pasar el día en el Lácar, es una buena opción llegarse hasta Villa Quila Quina, donde hay disponibles servicios de calidad y propuestas de circuitos para realizar.

Siguiendo camino, la RN 40 nos lleva al mirador del arroyo Partido, bautizado así porque sus aguas se bifurcan, la mitad fluye hacia el este y la otra mitad al oeste. El trazado bordea el arroyo Culebra hasta el segundo de los lagos: el Machónico. Como todo el resto de los espejos de agua de la zona es de origen glaciario y está rodeado de un bosque de coníferas. El principal afluente del lago es el río Hermoso. Allí está prohibida la navegación a motor. Su nombre, de origen mapuche, significa “Lugar de la páncora”, haciendo alusión a una variante de cangrejo de agua dulce presente en la zona.

Aunque no se lo contabiliza en el recorrido, un desvío de ripio de 2 km. permite ir a conocer el lago Hermoso, pasando a su vez por la laguna Pudú Pudú, un escenario decorado en abundancia por bosques de coihues, lengas, ñires y raulíes.

EL VILLARINO Y EL FALKNER.

Siguiendo hacia el sur aparece la cascada Vullignanco: de casi 20 m. de altura. La estación vale “doble” porque separados por un estrecho itsmo se encuentran los lagos Villarino y Falkner. Vale aclarar que el recorrido ya ha salido del Parque Nacional Lanín y ya estamos en su vecino Parque Nacional Nahuel Huapi.

El primero de ellos recuerda al marino y explorador español Basilio Villarino, uno de los primeros en recorrer la denominada cuenca del río Limay. El lago muestra una línea de costa cubierta por un intenso bosque, donde abundan los coihues, lengas y arrayanes. En las aguas dominan diversas variantes de truchas como las arco iris, marrones, percas y fontinalis. En cuanto a las aves presentes, es posible admirar martines pescadores, pájaros carpinteros gigantes, y los huet-huet comunes, entre otros.

El vecino lago Falkner homenajea a un sacerdote jesuita misionero del siglo XVIII, nacido en Inglaterra. En torno al espejo de agua se cuentan los cerros Alto, Buque y Falkner. Una de las propuestas es ascender a alguno de los últimos dos, de 1.950 msnm y 2.120 msnm, respectivamente.

BELLEZA OCULTA.

La ruta avanza hacia el sur y oculto entre los árboles aparece, justamente, el lago Escondido, con su intenso color esmeralda. A 34 km. del cruce de la ruta con la RN Nº231 surge la senda de acceso a la cascada Ñivinco: una caída de agua de 18 m. de alto, rodeada de una exuberante naturaleza.

La cinta asfáltica acompaña el recorrido del río Pichi Traful y desde allí se puede acceder a la desembocadura del lago Traful. Del lado izquierdo de la RN 40 aparece la Ruta Provincial Nº65 que nos conduce a la vecina Villa Traful, a 36 km. de distancia.

Otro de los lagos que no está contabilizado como parte de los “siete”, pero muy vecino, es el Espejo Chico, conocido como un sitio ideal para la pesca.

EL TRAMO SUR.

La ruta continúa y nos lleva al lago Espejo y a su amplia playa, enclave perfecto para hacer un alto. Se llega a ella por una senda de 200 m. de largo, que surge en el cruce entre la RN 40 y la Provincial Nº231. Justamente, esa ruta conduce hacia el sureste y concluye en Villa La Angostura, en la orilla norte del lago Nahuel Huapi.

El último tramo del camino transcurre justamente entre el lago Espejo, a la derecha, y el Correntoso, a la izquierda. Cabe señalar que sus aguas son singularmente cálidas.

Finalmente, Villa La Angostura representa el broche de oro final del camino. La ciudad nació como aldea de montaña en mayo de 1932. Su nombre se debe al pequeño itsmo (“la angostura”) que vincula la costa del Nahuel Huapi con la península de Quetrihué, sede del Parque Nacional Arrayanes. En Villa La Angostura hay una notable variedad de servicios turísticos, gastronómicos y hoteleros.

DATOS ÚTILES

  • Cómo llegar: el recorrido propuesto tiene la ventaja de poder ejecutarse tanto de norte a sur como de sur a norte y, en consecuencia, disponer de dos puertas de entrada. Si se desea comenzar por San Martín de los Andes e ir “bajando”, hay que tomar en cuenta que AR cuenta con un vuelo diario desde Buenos Aires, que se refuerza con otras tres frecuencias semanales, totalizando 10 servicios semanales. Si en cambio la elección es comenzar desde Villa La Angostura, entonces se puede utilizar el vecino aeropuerto de San Carlos de Bariloche, claramente uno de los mejor servidos del país, con un promedio de 17 vuelos diarios. Hacia allí vuelan tanto Aerolíneas y Austral, como Latam, junto a las tres low cost que operan en nuestro país: Norwegian, JetSmart y Flybondi. Se debe tomar en cuenta que, en los dos últimos dos casos, los vuelos parten desde El Palomar.

  • Cómo moverse: para realizar un recorrido como el que se propone es ideal disponer de un vehículo propio. Es decir, poder decidir qué desvíos tomar o dónde hacer las paradas. Esto supone o disponer de un auto propio o poder alquilar uno. De hecho, el ingreso por el aeropuerto de Chapelco, en San Martín de los Andes, o por el de Bariloche, pone al alcance del viajero las oficinas de las principales rentadoras que operan en el país. La posibilidad de ir de un aeropuerto a otro facilita la entrega posterior del vehículo. Otra alternativa es contratar el recorrido que ofrecen las agencias de viajes presentes tanto en San Martín de los Andes como en Bariloche, y que obviamente incluyen movilidad.

  • Clima en verano: el exuberante verde de la región prueba que su clima es húmedo. La temperatura promedio anual es de 8º a 10ºC, es decir que los veranos son frescos. En algunos de los puntos del área, las lluvias pueden alcanzar los 4.800 mm. anuales.

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