Puerto Madryn: 3 experiencias imperdibles para estar cara cara con ballenas y lobos marinos

Si visitas Puerto Madryn de junio a octubre, un primer acercamiento a las ballenas puede ser desde la costanera de la ciudad, o desde la ventana del hotel, o incluso, desde el aire, antes de aterrizar, cuando el avión hace una última maniobra para el descenso final.

Pero hay dos experiencias imperdibles y complementarias de avistaje de ballenas en el destino: la visita a las playas de la la zona conocida como El Doradillo y la excursión embarcada desde Puerto Pirámides.

Playas de El Doradillo, la mejor zona de Puerto Madryn para ver ballenas gratis. Pero, ¿cómo llegar a El Doradillo?

Antes que nada una advertencia. Cuando uno busca en Google ¿cómo llegar a El Doradillo? le aparecen muchas notas desactualizadas que afirman que se puede acceder por la ruta 42, tras un recorrido de solo 15 minutos desde Puerto Madryn (Google Maps también está desactualizado). Caso omiso. Esa ruta está cerrada al tránsito desde hace un buen tiempo porque la están asfaltando y nadie sabe cuándo culminará la obra. Según el puestero de la garita que está en la zona del corte, "vamos a tenerla asfaltada para noviembre o diciembre". Pero no es oficial.

Primer dato entonces a tener en cuenta: para llegar a las playas de El Doradillo hay que recorrer casi una hora en auto, teniendo en cuenta que la mitad del trazado es de ripio y no se puede circular a más de 60 km. por hora, y es verdad, es imposible manejar un auto a más de esa velocidad porque por momentos la sensación es la de estar flotando en un colchón de canto rodado.

Hasta que no se concrete la obra de pavimentado no hay acceso a la playa El Doradillo de Puerto Madryn en vehículos motorizados. Sí se puede llegar en bicicleta y también caminando, pero no en auto.

Segundo dato, ojo porque este es "el dato": la zona de las playas de El Doradillo se visitan cuando se da la pleamar. Es decir, hay que averiguar cuando se va a dar la marea más alta del día y calcular para estar en zona en ese horario, una hora más o una hora menos. Pero no conviene ir con la marea baja, porque no hay profundidad suficiente para que las ballenas y sus crías se arrimen a la orilla del mar. Y nadie se quiere perder esta experiencia.

Hay que tener en cuenta, además, que no hay señal de teléfono ni conectividad en casi todo el trayecto, por lo que conviene tener el recorrido descargado en Maps o Waze, además de bajar una playlist en Spotify para amenizar si el recorrido se hace largo.

Las Canteras es el nuevo Doradillo

Las Canteras 1 y Las Canteras 2. Hay que fijar estos nombres porque son el nuevo faro a la hora de ver ballenas desde la costa y gratis en las playas de El Doradillo.

Rumbo a Las Canteras entonces. El recorrido empieza en el centro de Puerto Madryn, y recomiendo para esta experiencia hacerla en un auto particular. Se puede alquilar un auto por un precio bastante accesible, de alrededor de $ 50.000 por día.

Desmitificación: no es difícil conducir en el ripio, pero es realmente necesario ser prudente, no exceder la velocidad máxima (60 km. por hora) y mantenerse alejado del auto que está adelante y del que te sobrapasa para evitar roturas de cristales, parabrisas y golpes en la carrocería.

El recorrido para llegar a Las Canteras es el siguiente: tomar ruta 1 hasta el cruce con la ruta 2, que es la que lleva a Península Valdés, ambas de pavimento y en buen estado. Pero a la altura del km. 8 de la ruta 2 habrá que desviarse a la ruta 42, donde termina el asfalto pero donde comienza la aventura. Desde este punto hasta Las Canteras es más o menos media hora de ripio.

Primera parada: Mirador Cerro Prismático. El trazado de la ruta 42, desde su nacimiento en el cruce con la ruta 2, va en dirección decidida hacia el mar, pero antes del abismo se contrae en una curva redonda sobre el acantilado. Este es un punto panorámico increíble para empezar a entrar en tema con el paisaje: desde acá se ve todo el Golfo Nuevo, con ese azul tan característico del mar patagónico. Pero también se empiezan a ver ballenas, a lo lejos, es verdad, pero ya se pueden divisar colas, saltos, madres con sus crías en las orillas.

Segunda parada: puede ser Playa Casino o Playa Bañuls. Tienen características similares, ya que permiten bajar a la playa para estar en la orilla del mar y es posible que haya ballenas bastante cerca de la costa. Estas paradas son a modo de aperitivo porque el plato fuerte está en las bajadas 1 y 2 de Las Canteras.

Decíamos, Las Canteras es el nuevo El Doradillo. Una vez que llegas a estas playas, son dos bajadas y se puede acceder a la orilla del mar desde cualquiera de las dos, la clave es tener paciencia.

Hay mucha gente que se lleva una reposera, el equipo de mate, he visto almuerzos completos sobre manteles floridos, porque lo más probable es que haya que esperar. Pero la espera vale la pena. Y hay que estar atento, porque en cualquier momento puede ocurrir la magia.

¿Cuál es la magia? Ver por ejemplo, a una ballena franca austral adulta, con sus 10 metros de longitud, nadar junto a su ballenato a menos de 5 metros de donde estás parado. Me tocó caminar a la par de una de estas parejas por largos 40 o 50 metros, a la misma velocidad, ellas nadando mansamente y uno caminando a su ritmo, poder apreciar todas sus formas, colores, olores y sonidos en el marco de un silencio patagónico.

¿Por qué la magia se da más aquí que en las otra playas de la zona? Explicaba una de las guardafaunas que están en Las Canteras que puede llegar a haber 7 metros de profundidad durante las pleamares, y casi 3 en el periodo de marea bajo, muy cerca de la orilla. Eso posibilita que las ballenas naveguen realmente muy cerca de la costa, dejando apreciarse en toda su dimensión y expresividad.

Península Valdés: puerta de acceso a un cuento fantástico

Tiempo de reseteo. Volviste al hotel, descansaste, te levantas bien temprano a la mañana del otro día, desayunás fuerte y volvés a tomar la ruta provincial 1, unos kilómetros más adelante empalmás con la 2 y de ahí hasta Puerto Pirámides. Son casi 100 km. pero como es todo pavimento los completás en una hora.

Ya están inmerso en la Reserva Natural Península Valdés, una porción de tierra mar adentro, apenas aferrada al continente, que por su caprichosa morfología hace posible la existencia del Golfo Nuevo al sur y el Golfo San José al norte, verdaderas "piscinas naturales" para las ballenas y para todo tipo de fauna marina, como lobos, elefantes, pingüinos y orcas.

Península Valdés, que merecería una nota aparte, es una fantástica zona que bien podría haber salido de un cuento. Es más, se metió en un famoso cuento, El Principito, ya que, aseguran, el famoso dibujo de la boa y el elefante de Antoine de Saint-Exupéry está inspirado en la Isla de los Pájaros, un pequeño islote frente al Centro de Visitantes Istmo Carlos Ameghino, emplazado en la parte más angosto de la península.

El recorrido completo de Península Valdés lleva todo el día, las distancias son más extensas de lo que uno se imagina cuando ve el mapa y el ripio hace que no se pueda conducir a más de 60 km. por hora. En tierra hay fauna autóctona, sobre todo guanacos y ovejas, peludos y ñandúes, además de aves, pero los grandes protagonistas, pingüinos, elefantes, lobos, ballenas, orcas, se pueden apreciar desde tres puntos específicos: Punta Delgada, Punta Norte y Caleta Valdés.

Advertencia: estudiar bien la presencia de fauna marina de acuerdo a los meses del año. De junio a agosto lo más probable es que no veas más que ballenas (apenas un grupo muy pequeño de elefantes en el mirador del Parador La Elvira, cerca de la caleta), y para ver ballenas nada mejor que embarcarse en Puerto Pirámides.

Avistamiento de ballenas embarcado desde Puerto Pirámides

Mahoma va a la montaña cuando la montaña no viene a Mahoma, que es lo más lógico, y si bien en Las Canteras podemos asegurar que las ballenas vinieron hacia nosotros, ahora vamos a ser nosotros quienes nos adentremos en hábitat 100% visitante: el mar.

Hay que estar en la zona de preembarque media hora antes del ingreso al mar. Es así que a las 9.30 de la mañana, de una mañana primaveral en pleno invierno, nos hallamos todo el grupo en el nuevo local de Hydro Sport, que la empresa tiene frente al mar, a pasos de la playa donde nos está esperando la embarcación.

Vale destacar la comodidad de las nuevas oficinas de preembarque de Hydro Sport, empresa pionera con más de 40 años de trayectoria en el servicio de avistamiento de ballenas.

Su ubicación es más que conveniente, pero también el hecho de que sea un espacio amplio, con instalaciones nuevas y con lockers para dejar las pertenencias y la ropa que no conviene llevar a bordo.

Pocos minutos después estamos todos alistados para el embarque, qué significa esto: chaleco salvavidas, una charla introductoria y algunos detalles a tener e cuenta a bordo, sobre todo de comportamiento para tener en cuenta a la hora del acercamiento a las ballenas.

Nos embarcamos en el Nanaia 1, un gomón que cuenta con capacidad para 72 pasajeros pero que, convenientemente, en esta excursión no lleva más de 20 personas, además del capitán, dos guías balleneros y una fotógrafa. Esto quiere decir que hay espacio a bordo para encontrar el mejor sitio para observar a las ballenas y tomar fotografías sin primeros planos de nucas humanas.

La excursión dura alrededor de dos horas y media, periodo en el cual hay dos actitudes claves a tener en cuenta: la paciencia y la confianza en la tripulación. O tres: la disciplina a bordo.

Internarse en el Golfo Nuevo desde Puerto Pirámides es garantía de una experiencia única de avistaje de ballenas. Que la haga extraordinaria dependerá de la destreza de la tripulación, en parte, y de la disposición de los cetáceos, en otra.

La secuencia es la siguiente: el capitán o los guías divisan una ballena y ponen proa hacia el objetivo. El acercamiento es cauteloso, no se trata de abalanzarse si no de llegar de una manera pasiva, y esperar a que la ballena decida participar o no de la experiencia.

Hay intentos fallidos, se huele cierta decepción en el grupo, y aquí es clave la "muñeca" de la tripulación para que no cunda el pánico. Que reine la calma, lo bueno está por llegar. Y más temprano que tarde se da el "magic moment".

Una ballena acepta el convite y se acerca a la embarcación. Es una mamá adulta, enorme, junto a su cría. Se muestran, ella más que el infante, sacan sus grandes cuerpos del mar y pasan minutos enteros (que es mucho) fuera del agua. Permanecen un buen rato de un lado del gomón, pasan por abajo y reaparecen del otro lado, para que el espectáculos sea para todos. Antes de retirarse, la madre gira su enrome cabeza afuera del agua y deja ver su ojo. Es una especia de guiño, como diciendo "ok, hasta acá llegamos".

Snorkeling con lobos marinos en Punta Loma

Otro tema, otra experiencia, esta mucho más inmersiva si se quiere, un tanto más exótica que el avistamiento de ballenas, pero no por eso menos atractiva ni fascinante: snorkeling con lobos marinos.

La cita es bien temprano por la mañana, hay que aprovechar el momento del día con menos viento y para ello la gente de Madryn Buceo nos recibe a las 8.30 en su diving center ubicado en la bajada 5, pleno centro de Puerto Madryn.

Con más de 40 años de experiencia, Madryn Buceo es pionera en la actividad y el centro de buceo más antiguo del destino. Además de snorkeling y buceo con lobos marinos, ofrece cursos de buceo y bautismo submarinos.

Hace frío, pero no hay viento y eso es fundamental para que la experiencia sea placentera. ¿El agua está fría? Por supuesto, es el mar patagónico, sin embargo los equipos de neopreno nos van a ayudar a regular la temperatura del agua de acuerdo a la de nuestro cuerpo, por lo que no deberíamos sentir más que un breve instante de frío, al hacer contacto con el agua.

Ahí vamos, entonces, un grupo de 10 pasajeros, además de dos guías y el capitán, a bordo de una lancha que tras 15 minutos de navegación vadeando la costa de Madryn tira el ancla frente al Área Natural Punta Loma, una reserva habitada por lobos marinos durante todo el año.

Los últimos detalles de equipación a bordo, colocarse la máscara, el tubo, las aletas (patas de rana) y los guantes, y al agua. Así, sin pensarlo dos veces. Para los que lo requieran flotan dos roscas salvavidas y pueden mantenerse agarrados durante toda la actividad; también existe la posibilidad de participar solo como acompañante, es decir, observar desde la embarcación sin meterse en el agua.

Una vez en el mar la sensación es única. Los lobos marinos, los juveniles y algunas hembras, ya están esperando para interactuar. Nadan entre nosotros, juegan con las patas de rana, se acercan curiosos a las cámaras de fotos.

La aventura dura un poco más de una hora en la que hemos podido disfrutar de la hospitalidad de estos simpáticos mamíferos. Una experiencia realmente inesperada pero que confirma la policromía de actividades que ofrece la costa chubutense, eso sí todas vinculadas por la interacción con la fauna marina local, eso que hace de Puerto Madryn un destino único en su tipo.

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