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San Luis: conexión inalámbrica con las sierras

Tanto para familias como para amigos y parejas, el centro geográfico de la provincia se devela como una opción vacacional que, por su poca divulgación, rezuma tranquilidad. A través de caminos en perfecto estado, los viajeros pueden conocer los pueblos de El Trapiche, La Carolina y Potrero de los Funes, así como las sierras y arroyos que adornan su entorno.

Pocos destinos reúnen todas las cualidades del centro sanluiseño: se trata de un sitio tranquilo, de costos económicos, con un entorno serrano que convoca a personas solitarias en busca de reflexión, parejas románticas –y algo aventureras– y familias enteras.

El Trapiche, Potrero de los Funes y sus alrededores no constituyen centros vacacionales masivos (probablemente Villa de Merlo, en la misma provincia, sea la contracara), por lo que los viajeros se pueden apropiar temporalmente de largos tramos de ríos y grandes extensiones de montaña. La zona se deja recorrer en auto de manera amigable, ya que todas las rutas están perfectamente asfaltadas. Manejando, los únicos sobresaltos pueden producirse por los zorros y liebres que atraviesan los caminos.

Con todos estos ingredientes, el corazón geográfico de San Luis resulta ideal para desenchufarse. No por nada la red de Internet que cubre el territorio provincial es wi-fi.

EL TRAPICHE.

La rubrica de don José Rocha en la escritura de arrendamiento de un terreno hasta entonces conocido como Las Tapias, selló en 1792 el albor de El Trapiche. Justamente su nombre derivó de la construcción de un trapiche, es decir, un molino para moler los metales traídos de las cercanías. Más de dos siglos han pasado y el desarrollo del paraje ha sido cansino como el ritmo de vida que actualmente propone.

El centro de la ciudad consiste en un grupejo de casas atravesadas por un zigzagueante río que se entrelaza con los principales caminos internos. Al no ser tantos, los hitos son fáciles de reconocer: la escuela, la iglesia, la municipalidad, la plaza de los artesanos, un puñado de almacenes y, en la entrada, la YPF.

Allí nomás están los balnearios, con asadores y baños públicos a la vera del río. Pero los mejores encantos están diseminados en los alrededores, donde son profusos los emprendimientos de cabañas turísticas para alojamiento. De hecho El Trapiche es un excelente epicentro para estas vacaciones.

La idea de descanso aquí se traduce en conseguir un tramito de río para uno y los suyos, bañarse, tomar sol, hacer un picnic entre la naturaleza y la intimidad. Por ejemplo, en la zona de Siete Cajones los cursos de agua están rodeados de rocas y peñascos, con lo que los más intrépidos apreciarán su difícil acceso; en cambio el río Grande se ofrece abierto a todo el mundo.

Cada una de estas dos áreas posee distintivos gastronómicos complementarios. A la hora del almuerzo o la cena, en Río Grande se erige Draco, sofisticado restaurante con balcones al río donde se sirven platos regionales e internacionales. A la hora de la merienda, o mejor, al momento de tener que adquirir un delicioso souvenir para los seres queridos, el paso inevitable es Quebrada del Agua, en Siete Cajones. Se trata de una casona de madera donde se producen, habida experiencia personal, algunos de los mejores alfajores del país. El triple de dulce de leche encabeza el empalagoso ranking, seguidos de los de cayote (para quienes gustan de los frutales), los cuadraditos de limón y la torta galesa.

LA CAROLINA.

Unos 45 km. al norte de El Trapiche –que en auto equivalen a una hora de curvas y contracurvas, siempre cuesta arriba – se encuentra La Carolina.

Este pueblito quedado en el tiempo debe su origen a la actividad minera, hace más de 200 años. Sus caminos están recubiertos de lajas, las mismas que recubren varias edificaciones, iglesia incluida. Incluso hay un laberinto lúdico sólo conformado por rocas.

Una de las atracciones es adentrarse en las minas de oro. Los guías equipan a los visitantes con botas, cascos con linterna y, a lo largo de una caminata interna de 400 m., explican las características de estas formaciones y los métodos de extracción de antaño.

Además, en La Carolina está el primer museo de poesía del país, dedicado a su más destacada personalidad: Juan Cristómomo Lafinur. El Museo de la Poesía se ubica sobre la misma quebrada que vio nacer y crecer a este poeta que además se incorporó al Ejército del Norte para desempeñar el cargo de teniente en la campaña libertadora. La exhibición consta de fragmentos originales de poesía de Lafinur y de su sobrino bisnieto, nada menos que Jorge Luis Borges, entre piezas de varios escritores.

A escasos 20 km. al este de La Carolina, por ruta asfaltada se llega a Inti-Huasi, una gruta de 8 mil años de antigüedad que contiene huellas de la historia de los pueblos precolombinos. La entrada es gratuita y se puede disfrutar de un atardecer sobre el campo en la confitería del lugar.

POTRERO DE LOS FUNES.

Potrero de los Funes quizás sea el enclave más turísticamente reconocido de la zona. Se trata básicamente de un gran lago rodeado en primer lugar por una ruta en forma de anillo –que hace las veces de pista para albergar competencias como el TC 2000– y luego por laderas salpicadas de cabañas de madera.

Por su distribución circular, es fácil perderse (o incluso quedar atrapado) entre los caminos. Las bajadas públicas al lago no son muchas ni las mejores pero siempre se puede pagar una entrada a algún balneario desde donde encarar actividades náuticas como la navegación en kayak o en bote a pedal.

Un hito de la costa lacustre es el Hotel Potrero de los Funes (4 estrellas), que cuenta con una confitería flotante abierta al público, a lo que se suman cuatro suites flotantes, totalmente vidriadas, con vista panorámica. Otro recomendado, en la ladera este, es la confitería Lunamakena, cuyo deck es ideal para tomar un trago en verano –tanto como su interior para tomar algo caliente en invierno–, con el lago y las montañas de fondo.

Aquí los aficionados al turismo aventura están de parabienes: sobre el acceso de la Ruta 18 se encuentra la quebrada de los Cóndores, formada por grandes paredones aptos para la práctica de escalada y rappel.

Por otro lado, los amantes de las caminatas pueden cruzar el río Potrero y llegar hasta el salto de la Moneda. Se trata de una hoya natural, rebosante de espuma blanca, calada por una cascada de 15 m. de altura en medio de la vegetación serrana. Este salto debe su nombre al efecto que el sol produce sobre las piedras, ya que por su contenido de mica, brillan bajo el agua cual moneditas.

SAN LUIS CAPITAL.

La capital provincial no puede jactarse de demasiados atractivos, pero como punto de distribución resulta inevitable.

Entre todas las facilidades propias de las urbes, se destaca la nueva estación de micros, de diseño futurista, inaugurada en diciembre de 2012; y el Casino New York, con su estética inspirada en la Gran Manzana estadounidense, incluyendo graffitis al estilo del Bronx, escaleras de incendios y una réplica de la Estatua de la Libertad.

En las afueras de la ciudad, Terrazas de Portezuelo es el nombre que se ha dado al conjunto de modernos edificios que conforman el parque cívico, que incluye la actual Casa de Gobierno provincial. Inaugurado el 9 de julio de 2010 –en coincidencia con el Año del Bicentenario–, este inmueble se jacta de ser el primer edificio público ecológico del país.

Más allá se encuentra la localidad de La Punta, famosa por compilar diversas instalaciones, algunas muy curiosas, como la réplica del Cabildo de Buenos Aires, dibujado como un espejismo en medio del desierto, sin los cercenamientos laterales que sufrió el original. El cambalache también incluye el estadio Juan Gilberto Funes, la Universidad de La Punta, unos galpones coloridos que funcionan como estudios de cine y el complejo Arenas de la Punta, que cuenta con hipódromo, casino, restaurante, spa y el Amerian San Luis Park Hotel, de 4 estrellas superior.

 

TIPS PARA EL VIAJERO

-Cómo llegar: si bien hay frecuencias aéreas (con Aerolíneas Argentinas) y opciones en micro hacia la ciudad de San Luis, tanto mejor es llegar en auto. Desde Buenos Aires hay que tomar la RN 7 y, si se quiere ir directamente a los pueblos, empalmar con la Ruta Provincial 31 justo antes de llegar a la capital. Una alternativa es tomar la RN 8 (en mejor estado) y unirse a la RN 7 a la altura de Villa Mercedes. -

Dónde comer: restaurante Draco, ubicado en Ruta 9, km 43,5, intersección con el Puente Rio Grande, El Trapiche. Casa de alfajores La Quebrada del Agua (Siete Cajones, El Trapiche): tel. (0266) 49-3215.

-Clima: el clima es templado y semiárido. Durante el verano la temperatura máxima puede superar los 30ºC, mientras que en invierno es común que se registren nevadas.

-Informes: 5778-1665/[email protected].

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