Cuando llegamos a Ushuaia (Tierra del Fuego) ya teníamos claro que dejaríamos de lado sus típicas excursiones: el cruce del canal de Beagle, el Tren del Fin del Mundo o el presidio no formarían parte de este itinerario. Lo que nos esperaba en las horas siguientes eran atractivos menos transitados, pero valiosos y complementarios de cualquier visita a estas latitudes australes. Generalmente con un rasgo común: el encuentro con personas y familias cuyos emprendimientos están íntimamente ligados al territorio, y a través de los cuales comprenderemos mejor la historia local y la historia personal de todos quienes han forjado su hogar en esta remota provincia.
Tierra del Fuego, lado B
CENTOLLA EN PUERTO ALMANZA.
El receptivo Tierra Turismo organiza excursiones en 4x4 a Puerto Almanza, una localidad flanqueada por el canal de Beagle, 35 km. al este de Ushuaia, en Tierra del Fuego. El paseo regular comienza a las 8. Si bien tardamos cerca de una hora en llegar, actualmente se está construyendo una carretera costera que unirá Ushuaia y Puerto Almanza en solo 30 minutos en auto (se calcula que estará lista a fines de 2020).
Diana Méndez nos recibe en Puerto Pirata, una cabaña-restaurante sobre la costa que abrió hace apenas tres veranos y es reconocido por la centolla, su plato estrella. Pero no se trata solo de degustarla. Este paseo incluye un ítem único: embarcarse en un gomón Zodiac y traer a la superficie, con nuestras propias manos, las trampas para centollas instaladas en el fondo del canal. El festín posterior premiará el esfuerzo de los improvisados marineros no solo con la captura del día (cuya parte más sabrosa son las patas) sino también con otras delicias como el salmón, el róbalo, las sardinas y el exótico erizo de mar.
La excursión suele completarse con la visita a unas cascadas cercanas y la posibilidad de hacer senderismo o practicar tirolesa en el predio, tras la sobremesa.
TOLHUIN MÁS ALLÁ DE SU PANADERÍA.
Tolhuin es frecuentemente mencionada por su famosa panadería La Unión, que oficia de parador en medio de la Ruta Nacional Nº3 que lleva de Ushuaia a Río Grande, las dos ciudades más importantes de Tierra del Fuego. Si bien esta escala es obligada por una cuestión técnica y tradicional (sorprenden las fotos de los famosos que pasaron por La Unión, al igual que el homenaje al doctor Favaloro, escultura incluida), existen otros atributos cercanos.
La Reserva Provincial Corazón de la Isla es un buen sitio para los amantes del senderismo, la pesca con devolución o el camping, atravesando el bosque andino-patagónico, con los lagos Yakush y Yehuin como premios a la incursión.
Las cabalgatas de Sendero Indio, administradas por el experimentado Jorge Bruzzo, no solo deparan paseos a caballo a orillas del lago Fagnano, llegando al lago Escondido, sino también un refugio para celebrar con mate y tortas fritas antes o después de la actividad. Desde allí también se pueden emprender excursiones a caballo de dos o tres días con servicio de acompañamiento y camping incluidos.
Finalmente, el Camping Hain constituye una nueva parada obligada. Este predio compila las inquietudes de Roberto Berbel, su mentor, entre invenciones mecánicas, obras realizadas con chatarra y otros residuos recuperados, un gran campo de juegos para niños y eclécticos refugios, entre otras excentricidades. Quienes lo deseen pueden pasar la noche en carpa o en una de las cabañas. Un dato de color: Berbel fue, además, director de Turismo de Tolhuin.
RÍO GRANDE.
A medio camino entre Tolhuin y Río Grande, la Estancia Las Hijas, perteneciente a la familia Daniels, es uno de los pocos establecimientos rurales abierto al turismo. Debido a la reducción del ganado ovino, no se garantiza la muestra de esquila, pero aún así podemos acceder a su enorme galpón, que data de 1935 y es el único en Tierra del Fuego que conserva su construcción original en madera de lenga. En nuestro caso, el recibimiento corrió por cuenta de Ricardo Daniels quien narró sus anécdotas recogidas en décadas de trabajo campero, nos guió por el predio y, por si fuera poco, se encargó de asar un corderito al palo que fue precedido por empanadas de carne, acompañado con vino malbec y seguido de un flan inolvidable.
Ya en Río Grande, la Misión Salesiana, donde se encuentra el Museo Monseñor Fagnano, revela los albores de la población en Tierra del Fuego, entre tribus originarias (yámanas en el sur, los selk’nam en el norte), la llegada de pioneros ingleses y la incursión de la iglesia en plan evangelizador. Se trata de un buen lugar para conocer a grandes rasgos la historia local, la fauna y, especialmente, la particular ceremonia que los selk’nam organizaban cuando los jóvenes varones pasaban a la adultez. Esta misión se creó en 1897 y aún conserva edificios originales, destacándose su iglesia.
La ciudad, de 66 mil habitantes y reconocido perfil industrial, resguarda algunos atractivos, como la zona de monumentos sobre la costa, donde se honra a los caídos en Malvinas. En este sentido, se puede visitar la Sala de Exposición Malvinas en la Memoria, donde la recopilación de información y objetos originales cobra mucho más sentido al recordar que el centro de operaciones argentino durante la guerra fue, justamente, la ciudad de Río Grande.
Otras opciones en este enclave de Tierra del Fuego: visitar el Centro Cultural Yaganes para conocer a Margarita Maldonado, quien es descendiente de selk’nam y la única docente que domina la técnica de cestería ancestral de la tribu; merendar en la chocolatería artesanal Mamá Cora; visitar el Museo Fueguino de Arte o el Museo Virginia Choquintel para repasar la historia provincial; o pasear por las reservas costeras Punta Popper y Laguna de los Patos, ambas pegadas a la ciudad.
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