Mendoza es uno de los destinos más populares de Argentina, pero eso no significa que no queden rincones ocultos por descubrir. Si viajás a la provincia cuyana en tus vacaciones de verano, tenés que visitar este pequeño pueblo que parece detenido en el tiempo.
Ni San Rafael ni Tunuyán: el pueblo fantasma de Mendoza que esconde alucinantes paisajes para este verano
Conocé este místico pueblo fantasma escondido en el corazón de Mendoza. Conocé paisajes sorprendentes y remontate al pasado estas vacaciones de verano.
Este fascinante destino de Mendoza esconde unas minas que datan del período colonial.
Hablamos de Paramillos de Uspallata, una región mendocina ubicada en el Departamento de Las Heras. Esta zona alberga bienes de alto valor histórico como los restos de las primeras minas de exploración del país.
Minas de Paramillos: una excursión imperdible en Mendoza para este verano
El antiguo asentamiento minero de Paramillos de Uspallata da la sensación de ser un pueblo desierto. Y es que estas ruinas a más de 2.600 msnm. se remontan al siglo XVII, cuando colonizadores y jesuitas explotaron este territorio.
Lo llamaron "Paramillos", un diminutivo de páramo, en concordancia con lo remota y desolada que era esta zona del Nuevo Cuyo a sus ojos.
En la actualidad, se puede recorrer este fascinante sitio y aprender acerca de su historia. De hecho, es posible hacer un trekking minero para conocer las galerías subterráneas y observar vetas de diversos minerales.
La excursión tiene una duración de 1 h. 30 min. Tiene un costo de $ 16.000 para mayores de 16 años y de $ 9.000 para menores.
Para conocer más acerca de las experiencias disponibles en este singular destino de Mendoza consultar la página web de Minas de Paramillos.
Cómo llegar a Paramillos de Uspallata en Mendoza
Para conocer las ruinas mineras de Paramillos de Uspallata hay que dirigirse al puesto minero "Agua de la Zorra". Está ubicado a 25 km. de la Villa de Uspallata por la Ruta Provincial 52.
El recorrido desde la Villa de Uspallata es de tierra y por lo general está habilitado para vehículos particulares todo el año. El ingreso a las ruinas está señalizado con un cartel de bienvenida.
Desde allí, hay que recorrer 600 m. hasta llegar a la construcción de piedra y madera donde comienza la aventura.
El sitio se caracteriza por sus hermosos y sórdidos paisajes y las vistas inigualables que tiene de la Cordillera de los Andes. Es el destino ideal para reconectar con la naturaleza dejando de lado la tecnología ya que no hay señal telefónica ni Internet.
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