Córdoba cuenta con varios rincones pintorescos que aguardan a ser descubiertos durante esta temporada de verano 2024. Se trata de algunos pueblos que a pesar de no ser tan conocidos por quienes vienen a dar un paseo por la provincia, merecen ser visitados especialmente durante esta época.
Verano en Córdoba: te invitamos a conocer algunos pueblos poco conocidos que son ideales para refrescarse y descansar durante la temporada veraniega.
Mientras las altas temperaturas del verano se hacen cada vez más notables, son cada vez más los viajeros que buscan refugio en lugares alejados del bullicio turístico. En ese sentido, existe una innegable autenticidad que solo los pueblos escondidos pueden ofrecer.
Por suerte, las tierras cordobesas destacan por poseer varias joyas ocultas que son sinónimo de tranquilidad y belleza natural, ofreciendo una experiencia única e inolvidable.
Son pueblos encantadores que capturan la esencia de Córdoba de una manera que va más allá de la postal típica. Cada uno tiene su propia historia, sus propias tradiciones que compartir y sus propios tesoros ocultos que revelar.
Este verano, la aventura está en lo desconocido. En esta nota te mostramos algunos pueblitos de los que vale la pena saber.
1. Una aventura de verano con aroma a lavanda en Calmayo
Al recorrer las rutas cordobesas, es posible encontrarse con tesoros poco visitados muy especiales como Calmayo, un pequeño pueblo en el departamento Calamuchita, donde la magia de la naturaleza se entrelaza con la tranquilidad de sus paisajes.
Al llegar a Calmayo, la siesta serrana acoge al visitante con su quietud, mientras la plaza central se convierte en el epicentro de la vida cotidiana. A un lado, los edificios públicos, como la escuela, el puesto sanitario, la sede comunal y la iglesia, cuentan la historia silenciosa del pueblo.
Este encantador pueblito tiene arroyos, lagunas y varios árboles autóctonos como los molles, los cocos y los talas. La laguna "El Chavito" con sus 4 m. de profundidad y la cascada con uno 17 m. de altura son atractivos perfectos para refrescarse durante la época veraniega.
Y además, un pintoresco monasterio benedictino, el Monasterio Nuestra Señora de la Paz donde los monjes celebraban misas abiertas y cantaban cantos gregorianos y hoy se puede visitar.
Calmayo es sede de la Fiesta de la Cosecha de Lavanda y en la fábrica Aromaherba se puede recorrer sus campos de lavandas, hacer perfumes y ver cómo es el procedimiento para producirlos.
Aunque la oferta hotelera en Calmayo está en sus primeras etapas de desarrollo, lugares como la Hostería La Casona de Calmayo, El Albergue, Refugio de Montaña y Cabañas ya ofrecen una experiencia auténtica de la vida serrana.
2. Panaholma, un poblado muy sereno en el Valle de Traslasierra
Con el río homónimo que nace en las Cumbres de Achala, Panaholma es un rincón en el corazón del Valle de Traslasierra que se revela como un pasaje garantizado hacia la serenidad de la vida serrana.
Este río posee aguas mesotermales y resalta especialmente por ser uno de los más anchos y largos del valle. Un espacio perfecto entre sus playitas que invita al relax y al disfrute con amigos o en familia.
A lo largo de todo el río, es posible encontrarse con una gran cantidad de balnearios soñados para darse un chapuzón. Entre ellos, Las Tablitas, el Municipal de Villa Cura Brochero, Los Cedros y Las Maravillas.
En la entrada al pueblo se encuentra un monumento a la india Panaholma que se encarga de recibir a todos aquellos que desembarcan en este poblado transerrano.
El destino también se presta para disfrutar de algunas caminatas, para paseos en caballo o para realizar avistaje de aves. Con respecto a los alojamientos, el pequeño enclave cuenta con campings, casas y cabañas disponibles para alquilar.
3. Villa Amancay: un pueblo con 300 habitantes en el Valle de Calamuchita
Otro de los secretos valiosos para explorar a Córdoba es sin lugar a duda la pequeña localidad de Villa Amancay, que es un paraje serrano entre embalses y un arroyo cristalino. Se ubica a menos de 150 km. de la capital provincial y cuenta con apenas 300 habitantes.
Ubicada junto al arroyo Amboy, esta localidad es elegida como destino para el descanso y la relajación. Sus tres balnearios, La Ollita, La Pileta y La Cascadita, ofrecen diversos servicios, saltos de agua y áreas de arena y pasto para disfrutar.
Se trata de un pueblo muy recomendado para ir a visitar durante el invierno. Sin embargo, la temporada veraniega en el destino también se puede aprovechar al máximo con todos los sitios refrescantes que posee para compartir excelentes momentos con la compañía deseada.
Quienes lo visiten, podrán realizar actividades como caminatas, paseos a caballo y avistamientos de flora y fauna autóctona. Además, explorando el pueblo, se puede descubrir la gruta de la Virgen del Carmen, acompañada por una fuente natural.
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