En Buenos Aires los feriados y las vacaciones de invierno nos proponen un plan tentador: ir a tomar chocolate con churros a los bares notables de la ciudad. Del clásico Café Tortoni de Avenida de Mayo al moderno y delicioso Rapa Nui, un paseo de sabores e historias por la ciudad.
1.Café Tortoni: el más antiguo de Buenos Aires
El Café Tortoni, es el bar notable más antiguo de la Ciudad (fue fundado en 1858) y se localiza en Avenida de Mayo 825. En sus mesas de mármol y en sus paredes está presente una parte importante de la historia de Buenos Aires.
Entre sus clientes más destacados se encontraban los escritores Jorge Luis Borges, Luigi Pirandello, Federico García Lorca, el pintor Benito Quinquela Martín, la poeta Alfonsina Storni y Carlos Gardel, entre otros.
Su primer propietario fue un inmigrante francés de apellido Touan, quien lo bautizó en honor a otro célebre Café Tortoni de París. La imponente fachada que da a la Avenida de Mayo fue obra del arquitecto Alejandro Christophersen, realizada en 1898.
En el subsuelo del Tortoni se presentan espectáculos de jazz y de tango (al lado del café se encuentran la Academia Nacional del Tango y el Museo Mundial del Tango). El Tortoni ofrece el clásico chocolate con churros (3) de Buenos Aires. Una delicia vigente todo el año. ¿qué esperas para degustarlo?
2.Chocolate con churros en Buenos Aires: La Giralda, el preferido de los porteños.
El Bar Notable La Giralda, ubicado en Corrientes 1453, reabrió sus puertas en 2021 con una nueva administración. Su nombre hace referencia a la célebre torre campanario que con sus 104 metros engalana la ciudad de Sevilla. Un plan ideal para hacer con niños porque queda a pasos de la cartelera teatral de vacaciones de invierno en la ciudad.
Este tradicional café y chocolatería del centro de Buenos Aires no ha perdido nada de su estilo desde su inauguración en 1951. Allí continúan su mostrador de madera, que luce las clásicas campanas de vidrio para proteger los sándwiches, sus espejos tallados y los grandes estantes cubiertos de botellas de todo tipo.
A los clásicos chocolates con churros se le sumarán almuerzos y cenas. Esta salida es ideal para un domingo de frío antes o después de recorrer los cines, teatros o librerías de la Avenida Corrientes.
3.San Ginés: un chocolate diferente de Madrid a Buenos
La chocolatería San Gines, un clásico de la gastronomía de Madrid. Sin embargo, desde hace unos años tiene su local en Buenos Aires. Se trata de un espacio en el Mercado de los Carruajes, ubicado en Alem y Tres Sargentos (Retiro).
La chocolatería de larga tradición en España, fue inaugurada en 1894 en la capital española, finalmente se instaló en Buenos Aires y ofrece una buena variedad de preparaciones al mejor estilo español pero su producto destacado es el espeso chocolate caliente, acompañado de los clásicos churros o de "porras" una masa igual a la de los churros pero de diseño espiralado y más fino.
4.Rapanui: chocolate Bariloche en Buenos Aires
Rapanui es sinónimo de chocolate en nuestro país. Desde sus orígenes (como chocolatería Fenoglio) hasta la ampliación de canales de venta en los 8 locales que tiene la marca en la ciudad de Buenos Aires, el sabor y la calidad siempre acompañan a la empresa.
Palermo, Recoleta, Retiro, Devoto y Caballito son solo algunos barrios donde se puede degustar el chocolate Rapanui en sus diferentes versiones. La taza grande de chocolate caliente se puede acompañar con pastelería de elaboración artesanal porque Rapanuí no vende los clásicos churros.
5-Las Violetas: un bar notable tan clásico como el chocolate con churros en Buenos Aires
Inaugurado en 1884, en Rivadavia 3889, este como otros bares notables de la ciudad fue construido sin escatimar esfuerzos ni gastos: fina boiserie, magníficos vitraux, mármoles italianos y muebles traídos de París. La poetisa argentina Alfonsina Storni fue una asidua clienta, porque además era vecina del barrio de Almagro. Sus salones también eran frecuentados por Roberto Arlt e Irineo Leguisamo, entre otras grandes figuras.
A pesar de su cierre en 1998, la Legislatura de la Ciudad lo declaró “área de protección histórica” y fue reinaugurado en 2001, conservando su encanto y elegancia.
Su carta es amplia, pero el sello distintivo de Las Violetas son sus abundantes y sabrosas meriendas. Tanto es así que a las tardes siempre hay una fila de personas esperando para entrar a disfrutar de ellas. En el caso del chocolate con churros es la merienda preferida los meses de invierno. Sin resignar sabor y estilo, Las Violetas también ofrece un menú amplio y destacado en pastelería.
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