Luego de varios días de inaccesibilidad y algunos otros de puesta a punto, el corredor Garganta del Diablo de las Cataratas del Iguazú recibió los primeros turistas. Tras el cierre obligado por la subida del agua, las autoridades de Parques Nacionales actuaron rápidamente para reparar las pasarelas dañadas y lograron que el punto más impresionante del parque abra tras cinco días de inactividad.
El corredor Garganta del Diablo volvió a abrir en las Cataratas del Iguazú
Desde el viernes de la semana pasada, la Garganta del Diablo, el punto panorámico más visitado del Parque Iguazú que está a la altura del mayor de los 277 saltos, permanece cerrado por la mayor crecida del río Iguazú desde el año 2015. El agua llegó a tapar el nivel de las pasarelas y se tomó la medida de replegar las barandas para proteger a las estructuras de un río embravecido que llegó a un caudal de 12.000 m2 por segundo, diez veces más que su flujo normal.
“Desde el Parque Nacional estiman que el próximo miércoles estaría habilitado el mirador principal de este sector, en tanto el resto de los servicios turísticos del área protegida continúan funcionando con normalidad. A partir del descenso paulatino que se observa actualmente en el caudal del río Iguazú superior, continuaron en el Parque Nacional Iguazú los trabajos de reparación de las pasarelas del Circuito Garganta del Diablo para su para su próxima reapertura”, habían destacado desde la Administración de Parques Nacionales en un comunicado.
Iguazú y sus crecidas ¿Tema controlado?
El río Iguazú tiene la particularidad de tener seis represas cauce arriba en territorio brasileño. Las intensas lluvias en toda la cuenca, que llega hasta la ciudad de Curitiba, capital estado de Paraná, obligaron a abrir las compuertas de las represas ya que los embalses se encontraban a tope.
Las Cataratas del Iguazú están protagonizando una lenta resurrección tras la pandemia, que obligó al cierre total del paseo que venía de batir récords sucesivos de afluencia en los años 2018 y 2019.
El último año prepandemia había alcanzado la cifra máxima de 1.566.000 visitantes, apuntalada por el turismo extranjero, el dólar alto y la explosión de vuelos low cost y frecuencias con media docena de ciudades, además de Buenos Aires.
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