En la provincia de Jujuy, en el espectacular valle montañoso de la Quebrada de Humahuaca, se encuentra el pueblo de Tilcara, uno de los más representativos e importantes del norte argentino. Allí, los viajeros pueden encontrar múltiples propuestas de actividades durante todo el año y disfrutar de los característicos paisajes de la región.
Una de las épocas más solicitadas para viajar a Tilcara es en las vacaciones de invierno, cuando el receso escolar brinda una buena oportunidad para viajar en familia.
A continuación, te mostramos todo lo que necesitás saber sobre cómo es Tilcara en invierno: principales atractivos, actividades y, sobre todo, el clima.
¿Cómo es la ciudad de Tilcara en invierno?
Rodeada del bello paisaje de montañas con colores increíbles de la Quebrada de Humahuaca, Tilcara cuenta con buena oferta de servicios y buena conectividad con el resto de los atractivos de la zona.
Además, en las afueras de la ciudad se encuentra el famoso Pucará, uno de los centros arqueológicos más importantes de Argentina.
En Tilcara, al igual que en toda la provincia de Jujuy, las vacaciones de invierno son consideradas temporada alta. La afluencia de viajeros en esta época es alta, por lo cual es necesario viajar con reservas.
En cuanto al clima, durante el invierno la temperatura mínima puede ir de 2 a 6°C y la máxima de 10 a 20°C. Aunque no es usual, eventualmente pueden registrarse nevadas en la zona que dejan originales postales de los cerros de colores y las casas de adobe cubiertas con un manto blanco.
¿Qué ver en Tilcara en vacaciones de invierno?
La ciudad de Tilcara tiene una enorme variedad de atractivos turísticos para descubrir y hacer paseos durante todo el año, inclusive en las vacaciones de invierno.
Desde paisajes naturales a sitios arqueológicos de gran relevancia histórica, en Tilcara podrás encontrar propuestas para todos los gustos y edades.
Pucará de Tilcara
Quienes visiten Tilcara en las vacaciones de invierno no pueden dejar de visitar su famoso Pucará. Esta fortificación prehispánica se encuentra justo a la salida de la ciudad, sobre un cerro.
Se trata del yacimiento arqueológico más conocido de la Quebrada de Humahuaca, que permite comprender más sobre la vida de los antiguos pobladores de esta zona de los Andes.
El poblado fue ocupado desde fines del siglo siglo XI d.C. y el siglo XVI d.C., cuando los indígenas tomaron contacto con los conquistadores españoles.
Emplazado en una ubicación estratégica, sobre un cerro de 80 m. en la margen del río Grande, permitía controlar distintos caminos y custodiar las valiosas terrazas de cultivos que se extendían en las laderas de los cerros cercanos.
Allí se conservan muros y cimientos de antiguas viviendas, talleres, plazas y espacios ceremoniales. Los diferentes sectores están unidos por caminos que llegan también hasta las áreas de entierro y los corrales, separados de las habitaciones.
Jardín Botánico de Altura
El Jardín Botánico de Altura está en el predio del Pucará de Tilcara. Es un espacio inaugurado en 1970 y destinado a la preservación de la biodiversidad de la región y la investigación.
Se encuentra situado a 2.580 msnm. y cuenta con unas 3 ha. de superficie con especies características de la Quebrada de Humahuaca y la Puna Jujeña.
Entre las diversas especies destacan las colecciones de cardones, tunas y cactus con sus sorprendentes y coloridas flores. Algunos ejemplares de cardones pueden alcanzar hasta 15 m. de altura y se cree que podrían tener más 300 años.
La Garganta del Diablo
La Garganta del Diablo es uno de los principales atractivos naturales que rodean Tilcara. El paseo comienza a través de una quebrada empinada, por la que se puede transitar a pie, a caballo o en vehículos.
En el caso de elegir la opción de trekking, el recorrido es de 2,8 km. y tiene una dificultad media baja. En el trayecto, se pasa aprecian imponentes paredes de roca, hasta llegar a un mirador panorámico que permite apreciar la belleza del paisaje.
Desde allí, se sigue hasta llegar a una marcada hendidura en la tierra, desde donde el paseo sigue a pie. Un pequeño sendero lleva hasta una escalera que permite llegar a una pasarela a unos 100 m. sobre el río Huasamayo. Cerca de la cascada natural de 18 m. de altura hay obras hidráulicas que permiten abastecer de agua a esta región de Jujuy.
Maimará y los colores de la Paleta del Pintor
Desde Tilcara también se puede visitar la vecina localidad de Maimará, a 2.334 msnm., en el mismo municipio y rodeada de coloridas montañas. Su clima es templado y recibe turismo durante todo el año. Allí se realizan actividades de turismo cultural, de aventura y religioso.
En la localidad puede visitarse la iglesia colonial de Nuestra Señora de la Candelaria, el Molino de Chicapa, de 1888, que producía harina para la región, y el colorido Cementerio Nuestra Señora del Carmen, con una curiosa arquitectura que lo convierte en el más interesante de la Quebrada de Humahuaca.
La postal más característica de Maimará es la Paleta del Pintor: las laderas de los cerros multicolores tuvieron su origen en los períodos Terciario y Cuaternario. La belleza de esta formación geológica se aprecia mejor durante el amanecer o el atardecer, cuando la luz da más vida a los colores.
Aventura en Tilcara en vacaciones de invierno
Los amantes de un turismo activo tienen varias opciones para elegir si van a Tilcara en vacaciones de invierno.
Una de ellas es el mountain bike, que lleva a los viajeros a recorrer primero el pueblo para luego aventurarse en bicicleta por caminos de ripio, senderos y subidas y bajadas. Así podrán apreciar los paisajes de colinas multicolores, ver las granjas y el estilo de vida rural y conocer más de historia de la región.
Otro imperdible es el paseo a las Cuevas del Wayra. Al oeste de Tilcara, se accede mediante un trekking de 2 o 3 h. de ascenso por la Quebrada de Sarahuaico. En el camino se puede apreciar la flora y la fauna, las formaciones geológicas y hasta un sitio arqueológico anterior al Pucará de Tilcara, aparentemente construido por el mismo pueblo.
Las cuevas, que en realidad son dos —del Wayra y de Aguirre— son grietas naturales de gran interés geológico ya que allí se encuentra sedimentos marino, piedra volcánicas y hasta insectos y animales pequeños petrificados.
Se cree que fueron lugares sagrados y sus profundidades son de 40 y 50 m. El ingreso es complicado, requiere transitar caminos de cornisa, pasar agachados o incluso acostados por espacios muy estrechos, hasta finalmente llegar a la salida con vista a la Quebrada de la Cruz, por la cual se debe bajar sentado, ya que se trata de un tramo muy empinado. Por todo esto, es necesario ir acompañados de guías locales conocedores del terreno.
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